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lunes, 4 de febrero de 2013

Medicina Tradicional China: Una Introducción




La tradicional visión oriental de la salud abarca la totalidad como punto de partida. Reconoce al universo como un campo de energía y todo cuanto contiene como manifestaciones de la energía en diferentes formas. Los seres humanos son parte ínfima de su entorno, y dependen de él tanto como influyen en él. El principio fundamental de la medicina oriental es vivir en armonía con la naturaleza.

El foco de atención en la medicina oriental se dirige a descubrir cómo mantener la armonía dentro del cuerpo y con el mundo externo. Las emociones y los estilos de vida se reconocieron como factores coadyuvantes de la salud y la enfermedad.

La energía universal, llamada Chi, fluye dentro del cuerpo formando una matriz que liga los órganos vitales con todas las demás partes. En el tratamiento, el énfasis se pone en restaurar la armonía del Chi dentro del cuerpo. La tarea del médico tiene dos caras: interpretar la causa y luego aconsejar sobre el apropiado reajuste del estilo de vida, y encontrar los medios para restaurar las funciones del organismo.


Yin y Yang



Yin y Yang son conceptos centrales de la filosofía China. La teoría del Yin y el Yang se elaboró en los antiguos y famosos libros chinos de adivinación, El Libro de las Mutaciones (I Ching), que en su primera versión data del segundo milenio a.C. En este libro, el Yang se representaba por una línea continua y firme que señalaba la dirección y el movimiento, y el Yin por una línea interrumpida o sumisa que indica el espacio y la quietud. Estas líneas se combinaban de tres en tres en ocho grupos, simbolizando todas las permutaciones básicas de las fuerzas y fenómenos naturales.

Las tres líneas juntas del Yang representaban el “Cielo”, el arquetipo Yang de lo creativo, del principio activo. Las tres líneas del Yin representaban la “Tierra”, el principio receptivo o pasivo. El yang se consideraba masculino y el Yin femenino, y toda la vida dependía de la interacción armoniosa de los dos.
A diferencia de la idea de los opuestos, las cualidades opuestas del Yin y el Yang se ven como complementarias. Cuando el Yin decae, el Yang se expande y viceversa, pero no hay absolutos. Como todo tiene características Yin y Yang en diversa gradación, las cosas sólo pueden ser Yin o Yang por la relación que hay entre ellas. Por ejemplo, el agua es Yang con respecto al hielo por ser más activa, pero es Yin con respecto al vapor, más expansivo.


El Chi: Energía Vital



El Chi surge de la interacción del Yin y del Yang y es la sustancia primordial del universo; abarca lo material e inmaterial. En su forma más pura es sutil y rarificado, es una sustancia sin forma. Es más Yang. La materia, por su parte, es una forma condensada decadente del Chi. Es más Yin.
El cuerpo depende del Chi, de la sangre y de otras sustancias esenciales, que cambian, fluyen y circulan. Dentro del cuerpo el Chi circula por canales llamados Meridianos, sin forma material. El chi y la sangre se sustentan y complementan mutuamente. La sangre necesita del Chi para mantenerse en movimiento. El Chi necesita de la sangre para alimentar a los órganos que genera. “El Chi es el rector de la sangre; la sangre es la madre del Chi.”[1]


La Mente


Los chinos concebían el espíritu, o Mente, como una sustancia muy rarificada (más sutil o Yang) del cuerpo, la más yang de todas, asociada con la conciencia, la inteligencia y la voluntad. Se creía que los diversos aspectos del Espíritu se alojaban en los órganos yin.


Los Meridianos


El logro supremo de la medicina tradicional china fue, quizá, que percibiera los órganos internos como centros de transformación y distribución que organizaban literalmente todo el cuerpo. Esta organización se hace mediante el sistema de canales que transportan el Chi a todas partes. Fluye desde dentro y llega cerca de la superficie corporal. La condición interna del cuerpo se refleja en el exterior, el trabajo sobre el exterior puede afectar al interior (zonas reflejas). Que se pueda movilizar el Chi del interior del cuerpo por medio de un tratamiento externo (masajes, acupuntura) es consecuencia de la continuidad de la red de energía del interior y el exterior.
Los doce canales (meridianos) importantes o primarios están dominados por las influencias del Cielo o, alternativamente, de la Tierra y, según como sea, fluirán hacia abajo desde el Cielo (Yang) o hacia arriba desde la Tierra (Yin). Los órganos yin y yang se complementan: cada órgano yin se empareja con un órgano yang.


Los Cinco Elementos



La teoría del Yin-Yang no fue la única que sirvió para que los antiguos chinos interpretaran al mundo. Otro sistema por el cual se consideraba que todos los fenómenos eran una de las cinco manifestaciones resultantes de la tranformación del Chi, se llamo la Teoría de los Cinco Elementos, representados simbólicamente como Agua, Fuego, Madera, Metal y Tierra.

Se estableció correspondencias entre los cinco elementos con los órganos del cuerpo, sentidos, colores, sabore, emociones, estación del año, clima, etc. Se establecieron también las secuencias generadora y controladora entre los diferentes elementos. En la primer secuencia un elemento es el encargado de generar al próximo de la secuencia. En la secuencia controladora en cambio, cada elemento se encarga de controlar a otro. Por ejemplo, el Agua controla al Fuego y la Madera arde (genera) en el Fuego.




En esta teoría utilizada por los médicos chinos, cada órgano estaba nutrido (generado) o controlado por otro. La enfermedad podía extenderse de un órgano a otro por falta de nutrición, control excesivo o su opuesto. A menudo el tratamiento aplicado a un órgano deficiente o con mal funcionamiento consistía en reforzar el órgano precedente en la secuencia conocida como “secuencia generadora”.

Por ejemplo, si el Fuego es débil, el efecto del Agua será más que un mero control, amenazando con extinguirlo del todo. Esto se conoce como sobreactuación de un elemento sobre otro. De igual manera, si el Agua es deficiente, el Fuego puede evaporarla, sobreponiéndose al elemento que normalmente lo controla. La inversión de la secuencia controladora se llama reacción o “insulto”.


Texto extraído del libro “El Libro del Shiatsu” de Paul Lundberg (Capítulo Uno)
[1] El Clásico Amarillo de Medicina Interna del Emperador (hacia 100 a.C.)

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