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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Alimentos Infaltables: La Manzana



La Manzana en la Historia


La manzana ha sido una importante fuente alimenticia para ayudar en la alimentación en todos los climas fríos y, es probablemente, el árbol más modernamente cultivado. Son la especie vegetal, a excepción de los cítricos, que se puede mantener durante más tiempo, conservando buena parte de su valor nutritivo. Las manzanas de invierno, recogidas a finales de otoño y guardadas en cámaras o almacenes por encima del punto de congelación han sido un destacado alimento durante milenios en Asia, Europa y en Estados Unidos (desde 1800). Actualmente, la manzana tiene un período de vida más largo, y después de ser cortada, gracias al empleo de radiación se disminuye la presencia de agentes deteriorantes. Hay variedades con forma y sabor-una variedad tiene el sabor parecido al del melón pero con menos agua, un tamaño más reducido, y tiene un color rosa fucsia.

Se dice, tradicionalmente, que su origen estaría situado en la zona de Alma Ata o Almaty, antigua capital de la república soviética de Kazajistán y actual segunda ciudad más importante del estado kazajo independiente. De hecho Almaty es la forma adjetivada del sustantivo "manzana" en kazajo y es popularmente traducida como "Padre de las Manzanas". [4]


Su Valor Nutritivo y Terapéutico


La manzana es una de las frutas más excelentes, por su poder alimenticio y curativo. Es llamada la “reina de las frutas”. Hay variedades de manzanas; unas de sabor más dulce y otras de sabor más agrio o ácido. Las primeras son las más recomendables para ser comidas crudas, al natural, mientras las segundas (ácidas) no son toleradas por todos al natural; pueden en estos casos ser asadas al horno o cocidas; de esta forma pueden ser usadas hasta por los convalecientes.

La manzana no sólo constituye uno de los mejores alimentos, sino que es también uno de los mejores remedios terapéuticos para muchas enfermedades.

Según el Dr. Bircher Benner, la manzana debe ser comida toda (cáscara, pulpa y semillas), pues éstas últimas tienen dieciocho veces más yodo que el resto de la manzana. Hoy en día no conviene comer la cáscara, ya que todas las manzanas son curadas con químicos.

El valor terapéutico de esta importante fruta ha sorprendido a muchos investigadores. A propósito, citemos las palabras de uno de ellos, el Dr. Teófilo Luna Ochoa:

Esta deliciosa fruta posee numerosas cualidades curativas, y los factores responsables de dichas virtudes terapéuticas se dividen en 5 grupos:

  1. los ácidos, 2) los azúcares y almidones, 3) la celulosa y hemicelulosa, 4) las vitaminas y 5) la pectina.


Los ácidos presentes en la manzana forman una cubierta protectora en la mucosa intestinal, ejerciendo además una acción antiséptica insuperable.

Los azúcares y almidones aumentan la acción de la pectina, mientras que la celulosa y hemicelulosa proporcionan volumen para ayudar en la limpieza de los intestinos.

La presencia de la vitamina A, asiste a mantener el tejido normal, la vitamina B aumenta el tono intestinal y la vitamina C contiene propiedades desintoxicantes y antiescorbúticas.

Uno de los más eminentes expertos en Nutrición, el doctor McCollum, de la Universidad de John Hopkins, refiere que él sufrió de escorbuto cuando era niño y que fue curado con una alimentación de manzanas ralladas, que cree que esto salvó su vida. McCollum vivió para llegar a ser más tarde uno de los fundadores del conocimiento científico de la Nutrición, y para ayudar en el descubrimiento de la vitamina C, la vitamina que previene el escorbuto, la vitamina que le libró de la muerte.

Los afiebrados e inválidos encontrarán en la manzana un manantial de energía, gracias a su contenido en azúcares que producen una rápida combustión.

Su valor calórico es relativamente bien utilizado por el organismo, pues en 6 libras de manzanas crudas y con cáscara, solamente el 11,7% del constituyente calórico se pierde en la evacuación.

Particularmente las personas de vida sedentaria, cuyos hígados son perezosos, se beneficiarán con las manzanas bien maduras, pues ayudan a expeler los nocivos desperdicios.


Como hemos visto, las manzanas son ricas en vitaminas, necesarias para la salud, son buenas fuentes de sales minerales como calcio, fósforo, etc., por eso ningún hombre gordo debería sufrir de obesidad, si comiera más manzanas y menos alimentos pesados, como almidones, azúcares (refinados) y grasas.

Su alto contenido en levulosa (fructosa) o azúcar de frutas, ha guiado a los investigadores alemanes a colocar esta fruta entre los alimentos bien tolerados por los diabéticos, naturalmente en cantidades moderadas.

En los casos de dispepsia (desórdenes gástricos), las manzanas crudas han tenido buen éxito, así como para regular la acción de los intestinos de los dispépticos.

La clínica alemana ha evidenciado ampliamente que las condiciones dispépticas eran aliviadas en unos pocos días por la administración de una dieta de manzanas crudas. Los niños alemanes dispépticos menores de un año de edad, mostraron un enorme progreso con esta fruta, pues la dispepsia en sus primeros estados, así como en los más serios, fue detenida.


Sobre los efectos terapéuticos de varios artículos alimenticios, el Dr. A. I. Liebstein, declara en la 'American Medicine' que 'la manzana es una excelente fruta alcalina y terapéuticamente efectiva en todas las condiciones de acidosis, gota, reumatismo, ictericia, en todos los trastornos del hígadoy de la vesícula, en las enfermedades de los nervios y de la piel, causados por un hígado perezoso, por hiperacidez y estados de autointoxicación'.

Muchos autores incluyen la manzana en una lista de deseables alimentos, para el estreñimiento y las malas digestiones. Sus definidas propiedades laxantes, se deben a su gran contenido en celulosa (fibra), así como a sus ácidos y sales; para esto se comerá 2 o 3 antes de dormir.

En general, todas las inflamaciones del aparato digestivo y respiratorio son vencidas con la manzana, gracias a su naturaleza azucarada, acídula y mucilaginosa, que constituye un buen emoliente (evita irritaciones).

Los ácidos contenidos en esta fruta ejercen una cierta influencia antiséptica sobre los gérmines presentes en la boca, por eso es particularmente recomendable comer una manzana antes de acostarse, pues gracias a su efecto antiséptico y limpiador de los dientes, desaparece el gusto amargo y desagradable de la boca y neutraliza todo exceso de ácidos acumulados en este sistema, durante el día. De esta manera conduce hacia un sueño profundo y renovador, venciendo el insomnio. Además, el cuerpo exhalará un olor más agradable, debido a la acción purificadora que ejerce sobre la piel.

Asimismo, el Dr. Scarles recomienda comer una manzana antes de dormir para facilitar el funcionamiento del hígado o de los riñones, pues la absorción de los ácidos gástricos suministraría un sueño tranquilo y reparador.

Su efecto alcalinizante se debe a sus ácidos orgánicos presentes, los cuales son convertidos en compuestos carbónicos durante la oxidación en el cuerpo. Además estos ácidos estimulan la secreción de saliva alcalina, tan indispensable en la higiene bucal.

La firmeza de la pulpa de la manzana también proporciona aquel deseado bruñido de los dientes, asegurando de este modo la salud de la dentadura y de las encías.

Los ácidos orgánicos, principalmente el ácido málico, al encontrarse en los intestinos, como un resultado de la actividad bacteriana de la manzana, son definidamente antagónicos a la presencia de ciertas bacterias; por eso esta fruta es de enorme importancia por su capacidad de establecer una flora intestinal rica en bacilos acidófilos. Además, el ácido málico, acidula los jugos gástricos como para acrecentar sus efectos germicidas.




El Dr. John Hunto, uno de los inmortales de la medicina inglesa, abogaba por el libre uso de las manzanas como el mejor remedio para la gota. Esta opinión ha sido apoyada por posteriores investigaciones y observaciones hechas particularmente por los doctores Garrod y Weiss. En efecto, las manzanas proporcionan mucho alivio a los que sufren de gota, pues el ácido málico contenido en ellas, neutraliza la materia yesosa que causa los padecimientos del gotoso.

Por otra parte, la manzana contiene un gran porcentaje de fósforo más que ninguna otra fruta o verdura, razón por la cual es un valioso alimento para el cerebro y los nervios. Los que sufren de agotamiento nervioso y cerebral, sobre todo los intelectuales, harán bien en comer por lo menos dos manzanas diarias... evitando al mismo tiempo el té o café, y tomando en lugar de éstos, agua de cebada o de afrecho sazonado con zumo de limón o aun agua de manzana.

Algunos fisiólogos declaran que el fósforo de la manzana asiste en la reconstrucción de la lecitina del cerebro y la médula espinal, ejerciendo una acción tónica sobre el sistema nervioso debilitado, y devolviendo sus poderes a la mente y al cerebro.

Las manzanas, cuando se comen maduras y sin la adición de azúcar, disminuyen la acidez del estómago, y además curan la flatulencia y las náuseas.

Una dieta consistente principalmente de manzanas, se ha descubierto que es excelente para curar la embriaguez y el hábito de fumar.

Esta fruta descongestiona los riñones y el hígado, y gracias a su contenido de sales minerales y elementos neutralizantes, es un perfecto eliminador de ácido úrico, pues impide también la formación de cálculos y arenillas.

Por su riqueza en hierro se recomienda contra la anemia y clorosis.

Finalmente, para combatir las hemorroides no hay nada mejor que ingerir manzanas.


El viejo adagio: 'Coma una manzana antes de acostarse y el médico mendigará su pan', ha sido modernamente abreviado así: 'Una manzana cada día, mantiene alejado al médico'.

Este proverbio ha recibido confirmación científica, justamente desde el descubrimiento aquel en que se demostró que la dieta exclusiva de pulpa de manzana constituía un tratamiento específico de la diarrea en 24 horas, así como de otras condiciones inflamatorias de la mucosa intestinal”. [1]

En los experimentos de laboratorio se ha observado que al inyectar en las venas de las cobayas un concentrado de manzana del que se ha eliminado la pectina, se eleva la glucosa en sangre y se regulan los movimientos del intestino. Del mismo modo, también se puede evitar la subida de la tensión. El potasio de la manzana se une al sodio excedente del organismo que queda así eliminado. El ácido málico impide la expansión de las células cancerosas. Según investigaciones recientes, la pectina que contiene la manzana puede sustituir al plasma sanguíneo, y además posee unas excelentes cualidades. La manzana también hace descender el nivel de colesterol.

Favorece la producción de los fluidos corporales y humedece los pulmones. Es tranquilizante. Elimina el calentamiento del cuerpo. Fortalece el corazón y la energía vital. Abre el apetito y anula la intoxicación etílica. Está indicada para tratar las diarreas causadas por debilidad del bazo, la polidipsia (aumento anormal de la sed), la anorexia, la intoxicación etílica, la tos y la hipertensión.

En uso interno, se toma cruda, en jugo o en compota. En uso externo, se maja (machaca) y se aplica el jugo.[2]


Composición Nutricional (en 100g )[3]
  • Energía: 64 kcal.
  • Agua: 84.1 g.
  • Proteínas: 0.3 g.
  • Grasas: 0.4 g.
  • Carbohidratos: 14.9 g.
  • Cenizas: 0.30 g.
  • Sodio: 5 mg.
  • Potasio: 122 mg.
  • Calcio: 4 mg.
  • Fósforo: 9 mg.
  • Hierro: 0.5 mg.
  • Vitamina B1 (tiamina): 0.041 mg.
  • Vitamina B2 (riboflavina): 0.047 mg.
  • Vitamina B3 (niacina): 0.2 mg.
  • Vitamina C: 2.8 mg.


[1] Extraído del libro “Como Vivir Sano” (Asociación Interamericana de Biocultura)
[2] Extraído del libro “Dietoterapia” (Liu Guo Hua)

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