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lunes, 10 de diciembre de 2012

El Taoísmo Crudívoro



 Es mi deseo compartir con ustedes estas palabras de Daniel Reid sobre los beneficios de la alimentación crudívora (de alimentos crudos), que como él dice concuerdan con los preceptos taoístas sobre una adecuada nutrición. Primero, veremos unas breves palabras sobre el taoísmo y el crudivorismo, luego, su relación con el crudivorismo según el autor Daniel Reid.


Qué es el Taoísmo?



El taoísmo es una tradición filosófica y religiosa que lleva más de dos milenios ejerciendo su influencia en los pueblos del Extremo Oriente.

El taoísmo filosófico se desarrolló a partir de los escritos de Laozi (Lao Tse) y Zhuangzi. Según la leyenda china, Laozi vivió durante el siglo VI a. C. y tradicionalmente se fecha en ese siglo la redacción del Dàodéjing, aunque según algunas investigaciones actuales es bastante posterior.

La esencia de la filosofía taoísta se encuentra en el Daodejing (o Tao Te King), el libro de la vía y el poder, o del camino y la virtud.

“Hay una cosa sin forma pero completa
que existía antes que el cielo y la tierra;
Sin sonido, sin sustancia,
de nada depende, es inmutable,
todo lo impregna, es infalible.
Se la puede considerar la madre
de todo cuanto existe bajo el cielo.
No conozco su verdadero nombre;
la denomino Tao”. Verso del Tao Te King

El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la inmortalidad, si bien, a veces no se entiende esta literalmente, sino como longevidad en plenitud. De la misma manera, se decía que las personas que vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales. Laozi fue deificado como dios taoísta ―un inmortal―, encabezando un enorme panteón de héroes folclóricos, generales famosos y sabios, todos los cuales alcanzaron la inmortalidad. Sin embargo, la antigua forma del taoísmo era la de una corriente filosófica y no una religión, por lo que los antiguos pensadores interpretaban por «inmortalidad» el hecho de autosuperación del propio ser en comunidad con el entorno, lo que implica buscar la superación y el progreso personal y colectivo, de acuerdo con la mutación constante que enseña el taoísmo. [1]

El gran taoísta Lin An define el camino de la felicidad de la siguiente manera:

“La gran mayoría de las personas
qué vacía y mal se siente, porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazón para
disfrutar de las cosas”. [1]


Qué es el Crudivorismo?




El crudivorismo (crudiveganismo) es el acto de ser vegetariano estricto o completo (vegano, o sea, un individuo que no consume nada de origen animal) y que, ademas, sus alimentos no son cocidos.

Los crudivoros opinan que nada puede ser preparado al fuego, porque este tipo de preparación causa, según dicen, una increíble peédida de nutrientes. Esto no quiere decir, necesariamente, que coman solo alimentos crudos. Existen procesos de preparación que no causan esa perdida de nutrientes, como la deshidratación de los alimentos.

La alimentación crudivora, también llamada de alimentación viva o comida viva, es una forma de alimentación basada en alimentos crudos, frutos frescos y secos (hidratados), vegetales, semillas, granos germinados y algas, ricos en enzimas y todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo, los cuales tienen toda la vitalidad nutricional necesaria para una vida saludable.

Los alimentos crudos son ricos en enzimas - responsables de toda la construcción de nuestro organismo. Las enzimas son los trabajadores incansables que llevan los nutrientes a nuestras células. Podemos decir que la alimentación cruda es una alimentación enzimatica. Al cocer los alimentos (más de 40ºC) destruimos las enzimas. Si comemos alimentos crudos evitamos la destrucción de las enzimas que la comida contiene facilitando así la digestión y evitando gastar nuestras propias reservas. Según el Dr. Edward Howell, la falta de enzimas en la comida cocida es una de las mayores razones del envejecimiento y muerte precoz. Es, además, según él, la causa subyacente de la mayor parte de las dolencias.

Esta falta de enzimas ocurre en la mayoría de la población mundial de los paises civilizados que se alimenta de comida cocida, según opinan los crudivoristas. Incluso los animales no humanos que conviven con nosotros son alimentados cada vez de forma mas artificial y con alimentos cocidos sufren de las mismas dolencias que nosotros. [2]


El Taoísmo Crudívoro




Un importante principio en el Tao de la alimentación es el de elegir alimentos frescos con preferencia a los pasados. Los “vivos” antes que los “muertos” y, en la medida de lo posible, consumirlos ya sea crudos o muy poco cocidos.

La mejor definición funcional de “alimento vivo” lo dio el doctor McCullum de la Universidad Johns Hopkins hace más de 50 años: “No coma nada que no pueda estropearse o pudrirse, ¡pero cómalo antes de que lo haga!”. La harina blanca refinada, por ejemplo, no se estropea, mientras que sí se estropea el grano integral recién molido. De hecho, las ratas alimentadas con una dieta a base de harina blanca refinada no tardan en morir de hambre.

El principal rasgo distintivo entre los alimentos vivos y los muertos es la presencia de enzimas activas en los productos frescos. Los médicos taoístas denominan qi (la energía vital según los taoístas) a este factor viviente y activo de los alimentos, y el qi de las enzimas constituye, con mucho, el elemento más fundamental para la salud. La ciencia occidental sabe muy bien que las enzimas son unos compuestos frágiles que quedan destsruidos en presencia de un intenso calor, humedad excesiva, oxígeno, radiación o productos químicos sintéticos, factores todos que intervienen en la cocción, envasado, refinado, preservación y pasteurización de los alimentos. Todas las enzimas “mueren”al ser sometidas a temperaturas superiores a los 54° C, muy por debajo del punto de ebullición del agua (100° C) y por debajo también de la temperatura de pasteurización (60° C).

En las dietas tracicionales del este de Asia abundan dos clases de alimentos ricos en enzimas: los alimentos frescos en estado crudo, como frutas y verduras (y, en el caso de Japón, el pescado crudo) y los alimentos preparados para su consumo mediante un tratamiento con enzimas del hongo aspergillus, que proporciona todas las enzimas necesarias para la digestión de proteínas, hidratos de carbono y grasas.



El hongo aspergillus, utilizado en Asia desde hace siglos para la preparación de los alimentos, es sumamente ricos en enzimas vitales y se usa para preparar alimentos tan nutritivos y terapéuticamente activos como el tofu, la yuba, el nado, el miso y otros productos tracicionales. La adición de enzimas activas de aspergillus a los cereales y habas cocidos compensa las enzimas destruidas en el proceso de cocción, y el alimento resultante ya no es vuelto a cocer. Cada bocado de tofu, nado o miso proporciona al organismo una potente inyección de enzimas, la chispa alimenticia de la vida.

Algunos alimentos deshidratados, como las ciruelas, las pasas y los dátiles, que conservan sus enzimas vitales en estado latente (si han sido secados al sol y no preservados al azufre), y estas enzimas resultan activadas por el calor y la humedad de la boca y el estómago. [3]


Enzimas: qué son y cómo funcionan?




Un cuidadoso examen del funcionamiento de las enzimas nos revela por qué son tan importantes para la correcta digestión, para la eficacia del metabolismo y para la buena salud general del organismo.

Las enzimas son unos catalizadores biioquímicos segregados por el páncreas y otras glándulas y órganos. Algunas se utilizan para la digestión, mientras que otras entran en el torrente sanguíneo y eliminan los gérmenes peligrosos, las células muertas y dañadas y las toxinas. En el estómago existen unos 5 millones de glándulas microscópicas que segregan diversas enzimas necesarias para la digestión, como la pepsina (enzima que digiere las proteínas).

Todas las enzimas son de acción específica y se adaptan a las reacciones bioquímicas para las que están previstas con tanta precisión como una llave a una cerradura. Cuando se segregan al mismo tiempo enzimas incompatibles, debido a las señales conflictivas que resultan de combinar alimentos incompatibles, sus respectivas acciones quedan perjudicadas o neutralizadas.

Pero las enzimas son mucho más que simples catalizadores en el sentido químico convencional de esta palabra. Una de las más destacadas autoridades norteamericanas en materia de enzimas, el Dr. Edward Howell, respaldado por más de 50 años de experiencia clínica en este campo, escribió en una edición de 1979 de Healthview Newsletter:

Los catalizadores no son más que sustancias inertes. No poseen en absoluto la energía vital que hallamos en las enzimas. Las enzimas, por ejemplo, despreden una especie de raciación mientras actúan. Esto no sucede con los catalizadores”.



Al ser preguntadopor las observaciones del Dr. Howell acerca de las enzimas, un médico taoísta de Taiwan contestó:

Esos es el qi en acción. El qi se manifiesta en este mundo como una especie de raciación invisible para las personas corrientes pero que puede llegar a ser vista con plena claridad por los adeptos avanzados que han cultivado esta capacidad. Asimismo, el qi puede ser detectado y medido por la moderna teconología. La radiación a que se refiere en estas “enzimas” es el qi que liberan cuando actúan en el organismo”.

Vemos aquí una notable concordancia entre las afirmaciones de un destacado médico occidental y las de un taoísta tradicional.

Puesto que las dietas “civilizadas” se componen casi exclusivamente de alimentos cocidos, elaborados y artificialmente refinados, están por completo desprovistas de sus propias enzimas originales. En consecuencia, el cuerpo debe producir las enzimas que necesita para digerir las enormes cantidades de alimentos muertos y pasados que el hombre moderno ingiere a diario. La mayor parte de estas enzimas debe ser producida por el páncreas, un órgano tan agobiado de trabajo e inflamado en la especie humana de hoy que actualmente no existe en el planeta ninguna otra especie que posea un páncreas tan grande en relación al peso total del cuerpo. “En proporción al peso corporal (obseva el Dr. Howell), el páncreas humano pesa más del doble que el de una vaca.” [3]


Alimentos Crudos, Salud y Longevidad


La capacidad del organismo para producir enzimas es limitada. “Cuando se llega al extremo de no poder seguir produciendo ciertas enzimas, se acaba la vida”, escribe el Dr. Howell en su libro Enzime Nutrition. Esto concuerda bien con el principio taoísta según el cual, cuando el cuerpo no puede seguir produciendo semen, hormonas y otras formas de jing (“esencia vital”, incluyendo las enzimas), llega la muerte. Las enzimas contienen una chispa de qi, y por tanto es necesario absorber qi para producirlas. Las reservas de qi vivo del organismo son limitadas: cuanto más de prisa se consumen, antes termina la vida. Las dietas a base de alimentos desnaturalizados y excesivamente cocidos plantean enormes exigencias a la capacidad enzimática del cuerpo, y el Dr. Howell considera que este innecesario, antinatural y constante gasto de enzimas propias es “una de las principales causas del envejecimiento precoz y la muerte prematura”, así como “la causa subyacente de casi todas las enfermedades degenerativas”.

Cuando se alimenta a dos grupos de ratas con dietas compuestas respectivamente de alimentos crudos y alimentos cocidos, el grupo alimentado en crudo alcanza una longevidad media de tres años, mientras que el grupo que consume alimentos cocidos rara vez supera los dos años de edad. En términos humanos, eso quivaldría a unos 20 o 30 años adicionales. Los experimentos del Dr. Pottenger con gatos arrojan exactamente los mismo resultados.[3]



Las experiencias realizadas por Pottenger (detalladas por Comby, 1989) en 900 gatos estudiados durante 10 años son muy instructivas. Este médico practicaba suprarrenalectomías (extracción de las suprarrenales), seguidas de administración de hormonas suprarrenales. Accidentalmente, llegó a alimentar a algunos animales con carne cruda, mientras que el resto de gatos se alimentaron con carne cocida. Hizo varias observaciones, verificadas en diversas ocasiones.

Los gatos que comen carne cruda:

  • Resisten mejor las intervenciones quirúrgicas.
  • Tienen muchas menos enfermedades infecciosas, inflamatorias y alérgicas.
  • Son mucho menos irritables.
  • Engendran crías más vigorosas a las que amamantan sin dificultad.

Además, la degeneración de los gatos que comen carne cocida se agrava con el devenir de las generaciones. [4]


Cuando no están ocupadas en el estómago, digiriendo alimentos muertos, las enzimas del cuerpo viajan por el sistema circulatorio y protegen al organismo de toda suerte de enfermedades y trastornos tóxicos. Ésta es una de las grnades ventajas del ayuno: toda la capacidad enzimática del cuerpo puede dedicarse a “hacer limpieza”, digiriendo y eliminando los tejidos muertos y estropeados y ayudando a constuir nuevas células. Evidentemente, si su dieta habitual consiste básicamente en alimentos desnaturalizados y desprovistos de enzimas, toda su capacidad enzim´´atica estará constantemente ocupada en tareas digestivas, permitiendo así que en los demás tejidos se acumule todo tipo de desechos pútridos y células deterioradas, hasta llegar a una toxemia grave. Es un hecho bien conocido que los tumores cancerosos casi siempre se presentan en tejidos gramvemente toxificados, como los pulmones de los fumadores, los hígados de los bebedores y los intestinos de los glotones.

Hallazgos recientes fósiles demuestran que el hombre de Neanderthal, que se alimentaba básicamente con despojos de animales chamuscados sobre el fuego, ya sufría artritis incapacitante hace unos 50.000 años. Pero los esquimales, cuya dieta tradicional consiste casi exclusivamente en carne cruda, grasa cruda y pescado crudo, no habían sufrido nunca artritis, enfermedades cardíacas ni otras dolencias crónicas hasta que empezaron a comer los alimentos elaborados en conserva que les proporcionaron sus “civilizados” hermanos de Norteamérica. Los esquimales fueron la única nación en toda América, tanto del Norte como del Sur, que jamás conoció la tradición del “hombre de medicina” porque virtualmente nunca enfermaban. De hecho, la palabra “esquimal” procede de un viejo vocablo indio que significa “el que lo come crudo”, y ahí reside el secreto de su antigua salud y longevidad.



Las dieta sin enzimas afectan al mismo núcleo de la red de “esencia vital” de nuestro cuerpo, que es el sistema endocrino. Según los descubrimiento del Dr. Howell,

Todas las pruebas indican que las dietas cocidas, desprovistas de enzimas, contribuyen a una hipertrofia patológica de la glándula pituitaria, que regula las demás glándulas. Además, se han realizado investigaciones que demuestran que casi el 100 por cien de las personas de más de 50 años que fallecen accidentalmente presentan deficiencias de la glándula pituitaria”.[3]


Alimentos Crudos y Sobrepeso



Las dietas a base de alimentos cocidos y privados de sus enzimas tienden a engordar, por mucho que se cuenten las calorías. Los granjeros norteamericanos descubrieron hace mucho tiempo que los cerdos alimentados con patatas crudas no engordan, mientras que una dieta de patatas cocidas los hace engordar muy rápidamente. Las enzimas activas de los alimentos crudos permiten una digestión tan eficaz que no sólo se evitan los trastornos gástricos de la putrefacción y la fermentación, sino que el cuerpo puede quemar eficazmente todas las calorías y no se acumula grasa. De hecho, gran parte de la “grasa” de las personas obesas no es tejido adiposo, sino voluminosas acumulaciones de mucosidades y desechos tóxicos que sobresalen de la pared intestinal, la papada, los ganglios linfáticos y otras partes del cuerpo donde se almacenan tales desechos. Las calorías crudas y las calorías cocidas son tan diferentes como el aire puro y el contaminado. “Mi experiencia (comenta el Dr. Howell) me ha demostrado que es imposible engordar a nadie a base de alimentos crudos, sea cual fuere el consumo total de calorías”. [3]


Cocción: cómo conservar algunas enzimas


Aunque los alimentos crudos son, con mucho, la mejor fuente de enzimas activas, existen algunas formas de cocinar ligeramente los alimentos que no destruyen por completo sus componentes enzimáticos naturales. Los tres principales facotres que destruyen las enzimas durante la cocción son el calor intenso, la extremada sequedad y el largo tiempo de cocción. Así pues, los métodos favoritos de cocción en el mundo occidental (horneado y guisado) son los peores para las enzimas.

Cocinar al vapor o escalfar reduce a la mitad el tiempo de cocción, y si bien tanto el vapor como el agua caliente destruyen las enzimas de la superficie de la comida, la humedad protege y conserva muchas de las enzimas del interior, donde no llegan las intensas temperaturas superficiales.

Otra forma de cocinar que conserva una parte de las enzimas de la comida es el tradicional “salteado” chino. Aunque las temperaturas son muy elevadas, el tiempo de cocción es sumamente breve (entre 30 segundos y 1 minuto, por lo general), con lo que se evita la evaporación de todos los jugos vitales y se mantienen las enzimas encerradas en el interior de la carne y las verduras.[3]


[3] Extraído del libro “El Tao de la Salud, el Sxo y la Larga vida” del autor Daniel Reid.
[4] Extraído del libro “La Alimentación, la 3ra Medicina” del Dr. Jean Seignalet.

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