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sábado, 1 de junio de 2013

Los Misteriosos Esenios


Quinientos años antes del nacimiento de Cristo, un misterioso grupo de eruditos formaron comunidades para practicar una antigua enseñanza cuyo origen se remontaba a tiempos anteriores a la historia tal como nosotros la conocemos. Denominados todos ellos esenios, en realidad eran varias sectas entre las que se incluían los nazireos y los ebionitas. Los eruditos romanos y judíos se referían a los esenios como “una raza en sí misma, que sobresalía más que ninguna otra en el mundo”. En los escritos antiguos se encuentran fragmentos de sus tradiciones, como los glifos sumerios, que datan del 4000 a.C. En este antiguo linaje de sabiduría se pueden encontrar elementos de prácticamente todos los sistemas de creencias importantes del mundo, incluyendo los de China, Tibet, Egipto, India, Palestina, Grecia y el sudoeste americano. Además, muchas de las grandes tradiciones del mundo occidental tienen sus raíces en el mismo tronco de información, entre las que se encuentran los masones, los gnósticos, los cristianos y los cabalistas.

También conocidos como “los elegidos” y los “los escogidos”, los esenios fueron el primer pueblo que condenó abiertamente la esclavitud, el uso de sirvientes y matar a los animales para comer. Dado que veían el trabajo físico como una comunión con la tierra, eran agricultores y vivían cerca de los campos que los alimentaban. Los esenios consideraban la oración como el lenguaje a través del cual honraban a la naturaleza y a la inteligencia creativa del cosmos; no hacían diferencia entre ambos. Oraban con regularidad. La primera oración del día tenía lugar al levantarse en la oscuridad anterior al alba para ir a trabajar al campo. A continuación oraban antes y después de cada comida, y luego una vez más al retirarse al final del día. Consideraban su práctica de orar como una oportunidad de participar en el proceso creativo de sus vidas, en lugar de un ritual estructurado que se había de realizar durante el día.

Vegetarianos estrictos según las pautas actuales, las comunidades esenias se absternían de consumir carne fresca, alimentos derivados de la sangre y líquidos fermentados. Quizás una de las explicaciones más claras de su dieta se pueda encontrar en el siguiente pasaje de los manuscritos del Mar Muerto: “No mates el alimento que te llevas a la boca. Pues si comes alimento vivo, este te dará vida, pero si matas tu comida, el alimento muerto también te matará. Pues la vida sólo procede de la vida, y la muerte siempre viene de la muerte. Todo aquello que mate tus alimentos, también mata tu cuerpo”. Su estilo de vida les permitía llegar a edades avanzadas, hasta los 120 años o más, con vitalidad y mucha resistencia.

Los esenios eran meticulosos eruditos, registraban y documentaban sus tradiciones para unas generaciones futuras que sólo podían imaginar. Puede que el mejor ejemplo de su obra se encuentre en las bibliotecas ocultas que dejaron por todo el mundo. Al igual que cápsulas del tiempo metódicamente situadas, sus manuscritos proporcionan instantáneas del pensamiento de un pueblo antiguo y de una sabiduría olvidada. ¿Cuál es su mensaje para nosotros?


Fuente: Extraído del libro “El Efecto Isaías” de Gregg Braden.

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