Replico un gran artículo de este gran blog que es
"Un Mundo de Brotes", y que en esta ocasión nos comenta un poco sobre los usos del agua de mar y sus propiedades. Uso de agua de mar?! Sí! En varias partes del mundo ya es una realidad el consumo de agua de mar ya se con fines preventivos o curativos, hasta para paliar la desnutrición infantil, como se explica a continuación. Un artículo más que interesante.
Dispensarios Marinos:
Previniendo y tratando todo tipo de enfermedades
De las posibilidades nutricionales y terapéuticas del agua de mar hemos hablado ya extensamente en varios reportajes y de hecho hoy se comercializa en herbolarios y farmacias de numerosos países. Sin embargo hay quienes afirman que no es necesario en absoluto microfiltrarla y que la simple agua de mar recogida de la playa en un lugar no contaminado, si se deja reposar el tiempo suficiente, puede beberse sin peligro. Y así parecen demostrarlo los 80 dispensarios marinos abiertos en Nicaragua desde el año 2003 que actualmente la distribuyen de forma gratuita a más de 20.000 personas cada año. La doctora española María Teresa Ilari, que coordina en Managua la distribución central de esa agua de mar, nos lo ha contado personalmente.
Uno de los grandes lastres de la actual Medicina es el sometimiento de los médicos a los protocolos de aprobación de medicamentos y terapias desarrollados por las grandes multinacionales farmacéuticas a partir de la Segunda Guerra Mundial. Porque lo que se planteó como un instrumento para salvar vidas hoy se usa para marginar y anular la experiencia clínica de muchos profesionales llevando a la muerte a millones de personas que quizás hubieran podido salvarse si se valoraran más los resultados clínicos -es decir, los obtenidos con la práctica médica diaria- y se divinizaran menos tanto las meras teorías como las discutibles evidencias “científicas” que en realidad casi siempre se apoyan en puros datos estadísticos. Es hora pues de rebatir el manido argumento que pretende descalificar las sorprendentes -para los médicos más ortodoxos -curaciones obtenidas con la medicina natural, alternativa o complementaria alegando que sus protocolos de actuación no han sido “científicamente constatados” porque ello implica menospreciar al paciente y despreciar la experiencia clínica de numerosos profesionales de la salud. En pocas palabras, es hora de entender que la evidencia clínica es mucho más importante que la llamada evidencia científica. Porque la primera demuestra que hay personas que mejoran o superan por completo sus problemas de salud con productos y tratamientos no iatrogénicos y la segunda que hay productos -normalmente sintéticos y de graves interacciones y efectos secundarios y tratamientos- basados casi siempre en fármacos patentados que parecen “mejorar” el estado del enfermo -nunca curarle-, según parecen sugerir ¡las estadísticas!
Pues bien, uno de los ejemplos más dramáticos de esa ceguera es el desprecio con el que gobiernos, organizaciones intergubernamentales y asociaciones médicas afrontan los beneficios del agua de mar en la salud (vea en nuestra web -www.dsalud.com- los artículos que con los títulos El agua de mar purificada cura diversas enfermedades y El agua de mar es la solución de muchas patologías publicamos en los números 30 y 117 respectivamente). Cuando está constatado que la simple ingesta de agua de mar permite superar numerosas enfermedades e incluso podría acabar con el problema de desnutrición infantil en los países subdesarrollados. Porque la gente parece ignorar que en el mundo hay hoy cerca de ¡mil millones de personas! que pasan hambre. De hecho según UNICEF cada día mueren por desnutrición 29.000 menores de 5 años. Y las estimaciones indican que la cifra va en aumento pues desde 2008 la crisis financiera y las repetidas crisis alimentarias han empeorado la situación. Sin embargo hay un recurso barato y accesible que podría paliar rápidamente el problema: ¡el agua de mar! Solo que eso no le interesa reconocerlo a nadie. Porque la ayuda a esas personas desesperadas es para el Primer Mundo un puro negocio más. A fin de cuentas en él se recolectan fondos acongojando a las personas con conciencia para que contribuyan con su dinero a ayudar a tanta pobre gente hambrienta y enferma pero luego lo recaudado se usa para enriquecer a determinadas multinacionales farmacéuticas y alimentarias que obtienen así enormes beneficios.
Afortunadamente hay quienes, conscientes de que el agua de mar puede ayudar, han empezado ya a actuar aunque sea a nivel muy primario. Y en algunos países africanos e iberoamericanos -como México, Argentina, Venezuela, Colombia, Uruguay o Nicaragua-, con más voluntarismo que medios, han empezado a construirse “dispensarios marinos”. Es decir, lugares dedicados a distribuir de forma gratuita agua de mar en poblaciones con graves problemas de desnutrición. Una experiencia que ha permitido ya demostrar que basta que un niño desnutrido ingiera 2-3 vasos de agua de mar al día para que en unos cuantos su salud mejore rápidamente.
Los resultados son tan contundentes que se intentaron presentar a responsables de organizaciones como la Cruz Roja Internacional, la Cruz Roja Española, la Luna Roja, Médicos sin Fronteras, Mensajeros por la Paz y la Agencia de Cooperación Internacional de nuestro país… sin éxito. Sencillamente, todos ellos se negaron a escuchar y valorar las posibilidades terapéuticas del agua de mar. La Fundación Omdimar -entidad española promotora en todo el mundo de los dispensarios marinos y organizadora de dos cumbres internacionales sobre el agua de mar- presentó por ejemplo una propuesta para detener con ella la reciente epidemia de cólera sufrida en Haití y nadie quiso siquiera valorarla; a pesar de que resultaba enormemente económica. Y eso que basta acudir a Nicaragua para constatar los beneficios obtenidos con los numerosos dispensarios marinos allí abiertos.
¿Pero se puede beber agua de mar sin peligro?
El gran impulsor del uso terapéutico y nutricional del agua de mar fue el investigador francés René Quinton (1866- 1925) quien a principios del siglo XX constató que tiene una composición casi idéntica a la del plasma sanguíneo, las lágrimas, la orina y el líquido intersticial en el que nadan nuestras células. De ahí que basándose en la tesis de que el origen de la vida en la Tierra está en los océanos primigenios llegara a la conclusión de que el agua de mar podría ayudar a recuperar la salud de las personas enfermas y decidió inyectársela directamente en vena a varias personas con muy distintas patologías -tras probarlo antes en animales- comprobando que ¡funcionaba! Salvaría así miles de vidas, sobre todo niños enfermos y desnutridos. El siguiente paso sería crear dispensarios marinos, primero en Francia y luego en otros países occidentales.
“Una hora después de la primera inyección -escribiría el doctor Jean Jarricot en su obra El dispensario marino publicada en 1912- un niño que llegó moribundo y vomitaba todo logró retener un biberón de agua; y una hora después un biberón de leche. En la mayoría de los casos la facultad digestiva suprimida se restablece; tan bien que un niño aumenta 500gramos de peso en 24 horas porque fija el agua en los tejidos con avidez, con la misma facilidad que antes la dejaba escapar de su organismo. Menos de dos horas después de la inyección de agua de mar una fisonomía muy mejorada había reemplazado el inolvidable aspecto del agonizante enfermo de cólera”.
Cuenta por su parte André Mahé en su libro El secreto de nuestros orígenes (1962) reeditado luego bajo el título El plasma de Quinton en 1999- que René Quinton llegaría a sustituir por completo la sangre de un perro con agua de mar isotónica; y éste no solo no murió sino que mejoró de forma evidente su estado de salud sin efecto secundario negativo alguno. Razón por la que decidiría probar en pacientes terminales a los que pondría inyecciones intravenosas de agua de mar isotónica, es decir, diluida en agua destilada. Una práctica que modificaría con el paso del tiempo sustituyendo el agua destilada -muy ácida- por agua de manantial filtrada. Aunque posteriormente sustituiría la vía intravenosa por la subcutánea.
A partir de ese momento Quinton aplicaría su tratamiento marino con notable éxito en hospitales, asilos y servicios de París, Mouleaux, Lalesque y Festal, asistiendo a pacientes con gastroenteritis infecciosa, sífilis, tuberculosis y muchas otras patologías que se superarían completamente o mejorarían de forma notable. Quinton experimentaría asimismo con suero fisiológico pero pronto lo desecharía al constatar que los resultados con agua de mar son mejores. El éxito sería tan notable que en 1903 el uso del plasma marino de Quinton sería reconocido por la Sanidad francesa; de hecho la Seguridad Social gala decidiría costearlo hasta 1982.
El caso es que Quinton abriría su primer dispensario marino en un pequeño local de París cercano a la estación de Montparnasse en marzo de 1907 siendo centenares las madres que le confiarían a sus hijos moribundos llegándose a administrar en él más de 300 inyecciones de agua de mar al día. Sin pagar los indigentes y abonando las personas con recursos lo que podían. Con tal éxito que pronto se harían eco de ello medios de comunicación nacionales e internacionales. Henri de Parville, director de La Nature, diría al respecto: “Lo que desde el principio hizo confiar en las inyecciones marinas es la rapidez de su acción curativa”.
La terapia alcanzaría tal fama que en el verano de 1912, ante la muerte cada semana de 700-900 niños en El Cairo a consecuencia del cólera, médicos egipcios de la Sociedad Protectora de la Infancia y el propio gobernador -Horatio Kitchener- pedirían al investigador francés que acudiera a ayudarles. Y éste fue y detuvo rápidamente la epidemia ¡sólo con agua de mar! Lo que llevaría al Chefik Pacha a despedirle con un discurso repleto de alabanzas: “Que me sea permitido unir mi voz a los hosannas de alegría que por todas partes saludan al prestigioso mago que ha venido a expulsar la plaga maldita de las madres y ha traído así la alegría a nuestras familias”
En los años siguientes aparecerían dispensarios marinos en Italia, Suiza, Bélgica, Holanda y Argelia. Y en Estados Unidos algunos hospitales -como el Children’s Hospital de Boston- adoptarían el suero marino en sus tratamientos. Cabe añadir que sólo en Francia aparecieron hasta 1914 más de 150 títulos, obras y tesis doctorales sobre lo que a partir de entonces empezó a llamarse plasma de Quinton. Sin embargo ese año daría comienzo la I Guerra Mundial y todo su trabajo se difuminaría. Simplemente, el poder de la industria farmacéutica había empezado a asentarse. Al punto de que terminaría impidiéndose que el agua de mar isotónica pueda ser inyectada; una prohibición que se mantiene ¡hasta hoy!
Dispensarios Marinos en Nicaragua
Hoy el Plasma de Quinton -agua de mar obtenida de un lugar específico señalado por Quinton que se pasa por microfiltros- se comercializa para su ingesta y como nebulizador óptico y nasal en casi todo el mundo. De ello ya hemos hablado en los artículos anteriormente citados y el lector puede informarse pues más detalladamente en nuestra web: www.dsalud.com. De lo que ahora nos ocupamos es del movimiento que pretende hacer resurgir los dispensarios marinos en todo el mundo -aunque especialmente en los países en los que existen millones de personas desnutridas y enfermas- porque sus miembros aseveran que en realidad sirve cualquier agua de mar obtenida cerca de la playa si no está contaminada por petróleo y otros químicos y se deja reposar convenientemente para que se autodepure. Usándola tanto de forma hipertónica -en su estado natural- o isotónica -diluida con agua potable-. Destacando entre quienes promueven esa iniciativa a nivel mundial el médico español Ángel Gracia y el escritor colombiano Laureano Domínguez. Éste nos hablaría de ello ampliamente en la redacción durante varias horas y nos explicaría que en Nicaragua -el segundo país más pobre de Iberoamérica con cerca de un 65% de desnutrición infantil y un insuficiente acceso de la población a los servicios de salud y a la adquisición de medicamentos- es donde la experiencia está hoy siendo más intensa y positiva. Porque en ese país hay abiertos ya ¡60 dispensarios marinos! coordinados por una doctora española, Teresa Ilari, quien en la actualidad dirige en Managua la Clínica Santo Domingo, primer dispensario marino de Centroamérica desde el que se abastece a la mayoría de los demás dispensarios del país.
Licenciada en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona la doctora Ilari terminaría su formación en Nicaragua donde aprendería los fundamentos de varias de las llamadas medicinas alternativas y colaboraría activamente con las autoridades educativas y sanitarias impartiendo seminarios y dando conferencias para formar a médicos y terapeutas en el método marino. Posee pues una amplia experiencia clínica que le ha permitido conocer a fondo las posibilidades reales de los dispensarios marinos y de ahí que habláramos con ella.
-Díganos, ¿cómo podría definirse un “dispensario marino”?
Un dispensario marino es sencillamente un lugar donde alguien responsable se abastece de agua de mar y la distribuye entre la población que se la pide: familiares, amigos, vecinos… Así que no hace falta ser médico ni terapeuta. Muchos de sus responsables en Nicaragua son solo personas destacadas de su comunidad que buscan los medios para desplazarse a buscarla, ya sea a la costa o a la Clínica Santo Domingo que yo dirijo y donde tenemos almacenados siete mil litros que reponemos cada mes para, desde allí, pueda el dispensador llevársela a su zona y repartirla. Todo ello, gratuitamente, por supuesto.
-¿Pero el agua de mar la extraen entonces cerca de la playa? ¿No la obtienen mar adentro? ¿Y no hay que tener algún cuidado especial a la hora de recogerla?
-Nosotros la obtenemos al lado mismo de la playa porque los camiones cisterna de la alcaldía de Managua -que es la que nos la recoge y transporta hasta el dispensario- no disponen de mangueras largas. Eso sí, se trata de playas limpias. Aun así la llevamos antes a analizar al Ministerio de Salud donde siempre sale potable, sin presencia de tóxicos o microbios patógenos. Claro que el mar tiene un mecanismo natural de descontaminación conocido, excelente. Aún así hay personas menos confiadas y con recursos económicos o amigos pescadores que prefieren recogerla mar adentro.
-Quizás porque la de la playa podría estar contaminada por aguas residuales, por residuos químicos industriales o por el combustible de los buques, barcos y lanchas…
-Ignoro qué pasaría en una playa europea pero si aquí se toma el agua cerca de una playa limpia que no tenga al lado la salida de un colector, no reciba vertidos industriales y no esté cerca de la desembocadura de algún río que rebaje su salinidad, se puede estar seguro de que no contendrá contaminantes. Así lo demuestran los periódicos análisis del Ministerio de Salud nicaragüense.
Mire, las bacterias patógenas que consiguen llegar al mar a través de las cloacas o las heces de los animales, por poner dos ejemplos, no sobreviven en el agua de mar. Las bacterias que tienen la misma composición de nuestros líquidos corporales, es decir, de 9 gramos de sales por litro, se encuentran al introducirse en el mar con un medio donde la concentración es de 36 gramos por litro. Así que intentan contrarrestar esa diferencia de presión por ósmosis expulsando líquido a través de la membrana. Con lo que se deshidratan rápidamente y mueren. No pueden, pues, sobrevivir largo tiempo en el agua de mar que, además, contiene un potente desinfectante: el cloro. En cuanto a los tóxicos, antes o después se dispersan rebajando enormemente su concentración. Y muchos son neutralizados por los rayos ultravioletas que inciden de forma constante en ella. Por otra parte el mar tiene bacterias propias -muy distintas a las de los humanos y que por tanto no nos pueden infectar- que tienen la capacidad de fagocitar no solo los restos orgánicos tóxicos sino incluso algunos metales pesados convirtiéndolos en restos orgánicos inocuos.
-¿Entonces en Nicaragua no se depura el agua de mar antes de su ingesta?
-Simplemente nos aseguramos de que no haya tóxicos, de que esté limpia. No la tratamos de ninguna manera especial. Salvo la que se vaya a inyectar por vía intravenosa, lo que hacemos en casos graves que no toleran la vía oral. Pero en tales ocasiones usamos simples filtros de café o, cuando es posible, filtros de cerámica de unas pocas micras. El doctor Ángel Gracia, autor del libro El poder curativo del agua de mar, hizo un video para demostrar que no hay problema llenando en alta mar una jeringa de 50 ml directamente e inyectándosela intravenosamente. Y lo mismo hizo en Nicaragua Laureano Domínguez, el investigador que nos dio a conocer a nosotros toda esta información en 2003. Se inyectó agua de mar directamente en el transcurso de una conferencia. En cualquier caso, al ingerirla y para hacerla más agradable, se puede diluir un poco a fin de que no esté tan salada. Con agua potable o con zumos.
-¿Qué cantidad de agua de mar hay que ingerir?
-Recomendamos ingerir medio litro de agua de mar al día repartiendo la cantidad en varias tomas. También se puede usar para hacer sopas. O para salar las comidas en lugar de echar sal. De hecho así resultan más nutritivas ya que el agua de mar contiene plancton, es decir, los microanimales y microplantas que integran la “sopa marina”. Además el agua de mar contiene los 118 elementos de la tabla periódica, muchos de los cuales actúan como coenzimas en las reacciones bioquímicas del organismo. En suma, al ingerir agua de mar nuestras células comienzan a funcionar mejor porque reciben aporte nutritivo y energético y, como resultado, las reacciones bioquímicas alteradas se normalizan.
-Pero siempre se ha dicho que ingerir agua de mar es peligroso y por eso hay náufragos que se mueren de sed y desnutrición…
-Porque creen que el agua de mar no se puede beber. Puedo decirle que tengo pacientes que llegan a tomar un litro diario sin tener problema alguno. El doctor Ángel Gracia escribió un libro digital basado en sus experiencias al respecto y en él se cuenta que durante el congreso internacional que sobre el agua de mar se celebró en su día, en Fuerteventura un grupo de investigadores se subió a un bote viviendo en él siete días consumiendo sólo agua de mar. Y la tomaban del mismo puerto en el que estaban bebiendo un promedio de medio litro o poco más al día. Bueno, pues alguna que otra diarrea aparte y de que la mayoría perdió peso al no tener ingesta calórica, todos sus parámetros bioquímicos -glucosa, creatinina, transaminasas, biometria hemática, etc.- fueron normales. Ni siquiera padecieron anemia. El doctor Ángel Gracia recomienda por eso a cualquier posible náufrago que se proteja de la insolación y que para subsistir beba agua de mar, eso sí, en pequeñas cantidades y saboreándola en la boca para que se mezcle bien con la saliva a fin de hacerla más isotónica. Asimismo explica que el organismo produce agua metabólica como producto de las reacciones celulares con lo que se mezcla y se convierte en isotónica. Lo explica y fundamenta detalladamente en su Manual del náufrago que puede encontrarse en PDF en Internet.
La Mejor Medicina
-¿Y cuál es su experiencia con el agua de mar como herramienta terapéutica?
-Desde 2003 recomiendo a todos mis pacientes -soy especialista en Medicina Interna- que ingieran habitualmente agua de mar; medio litro puro, diluido o mezclado con los alimentos al día. Es útil en numerosas patologías, incluidas las endocrinológicas, las tiroideas o las cardiovasculares; siendo especialmente eficaz en los problemas de piel -como la psoriasis-, en las úlceras varicosas, en el pie diabético y en muchas otras. En lugar de pomadas, cicatrizantes o medicamentos yo dejo que el agua de mar actúe, además de ingerida, bien mediante baños o aplicada localmente. Solo hay que tener especial cuidado ante una insuficiencia renal; en ese caso sí hay que controlar la cantidad que se prescribe.
Mire, hemos tratado enfermos que habían sido declarados oficialmente inválidos por patologías tan graves como cirrosis hepáticas o insuficiencia renal crónica que tras algunos meses de consumo de agua de mar han podido volver a trabajar.
En suma, el agua de mar permite rápidas recuperaciones de la salud; y, de paso, que disminuya el consumo de medicamentos. Se trata de una auténtica panacea pues vale para todas las patologías y personas. Tanto para curar enfermedades como para prevenirlas. Incluyendo la desnutrición extrema.
-Perdone, pero ¿ingerir agua de mar no es negativo para los riñones?
-No; esa creencia es falsa. Antes bien, el propio René Quinton descubrió hace ya cien años que el agua de mar activa el funcionamiento de las células renales o nefronas al igual que el resto de las células de nuestro cuerpo. Y nosotros lo hemos demostrado clínicamente en Nicaragua con enfermos de insuficiencia renal crónica que ya casi no orinaban porque tenían los riñones paralizados. Hemos constatado que al comenzar a beber pequeñas cantidades de agua de mar, ya que en estos pacientes tenemos que ir con cuidado con la cantidad que ingieren, los riñones empiezan a funcionar y el paciente a orinar. Por lo que respecta a la creatinina, parámetro de laboratorio que cuantifica el mal funcionamiento renal ya que la cantidad se eleva cuando el riñón está paralizado, tras tomar agua de mar durante varios meses esa cifra empieza a bajar gradualmente. Hemos tenido varios casos en Nicaragua en los que incluso se ha normalizado por completo.
-¿Y cree usted que el agua de mar puede ayudar en casos de cáncer?
-Debo comenzar aclarando que yo trato los casos de cáncer desde la perspectiva de La Nueva Medicina Germánica desarrollada por el doctor Ryke Geerd Hamer; es decir, identificando ante todo el conflicto que originó el programa biológico que llamamos “cáncer”. Porque sólo si el paciente resuelve el conflicto que dio lugar a su cáncer puede superar la enfermedad. Los resultados son muy interesantes ya que los pacientes que logran resolver sus conflictos se curan de sus dolencias sin necesidad de medicamentos. Obviamente, no todos lo logran porque requiere de un esfuerzo personal junto a un cambio de hábitos y actitudes ante la vida y no todos los pacientes son candidatos a ese abordaje profundo y transformador. Pero como herramienta terapéutica, para lograr que esto suceda antes o avanzar más en la fase de vagotonía -en términos de Hamer, fase de mejoría de la enfermedad-, el agua de mar es para mí el primer elemento restaurador de la salud. Por eso en todos los casos de cáncer siempre utilizo la vía oral. Y en aquellos que no la toleran -como algunos enfermos con cáncer de estómago- la vía intravenosa. Siempre con consentimiento informado por parte del paciente o su familia.
-¿Podrían explicarse también los beneficios del agua de mar en términos de acidosis-alcalinidad?
-Entiendo que sí. Las células cancerosas sólo crecen en ambientes extracelulares muy ácidos y el agua de mar es muy alcalina -tiene un pH de 8.4- por lo que al introducirla en nuestro medio interno probablemente se termine logrando un ambiente extracelular más alcalino que retrase o impida el crecimiento tumoral.
-En suma, uno puede bañarse en el agua del mar, ingerirla, inyectársela subcutáneamente, instilarla en vena o simplemente aplicársela tópicamente tanto en la piel como en las fosas nasales…
-En efecto. Y aún se puede hacer más. Se puede usar para hacer lavados nasales -rinitis alérgicas, catarros, sinusitis, etc.-, vaginales -leucorrea, picazón, cáncer, etc.- o nebulizaciones -asma, bronquitis crónica, cáncer de pulmón, etc.- pero también como enema en casos de estreñimiento, necesidad de limpiar el colon o mejorar las defensas, para hacer gárgaras en casos de amigdalitis, faringitis, cáncer de garganta, etc.-, en aplicaciones tópicas en la piel -dermatitis, psoriasis, micosis, cáncer de piel, ulceras varicosas, limpieza y desinfección de heridas-, para pediluvios en caso de pie diabético o úlceras, como colirio en conjuntivitis, glaucoma y alergias o como gotas óticas en otitis externas, hongos, picazón…
René Quinton la utilizó asimismo por vía subcutánea en niños desnutridos salvando a miles de ellos. Hoy algunos terapeutas en Nicaragua la aplican también por vía intravenosa, previo consentimiento informado. Y como Mesoterapia por vía intradérmica en puntos de acupuntura. Yo, por mi parte, propongo investigar su efecto en terapia neural para sustituir la procaína, difícil de conseguir en Nicaragua.
Solución para la Desnutrición
-Usted trabaja y está en contacto con zonas donde la desnutrición infantil es un auténtico problema. ¿Desde el punto de vista nutricional qué aporta realmente el agua de mar?
-Como puede constatarse viendo simplemente las fotos de la época de René Quinton el agua de mar mejora el estado nutricional. Quinton salvó a miles de niños en estado terminal de desnutrición y deshidratación con diarreas coleriformes. Y yo no soy pediatra sino internista pero he visto ya numerosos casos de mejoría de niños desnutridos. De hecho en Nicaragua estamos usando el agua de mar con excelentes resultados en comedores infantiles y residencias de ancianos de sectores muy vulnerables, muy pobres. Por eso nuestro reto es hoy atraer el interés de las ONGs y de los gobiernos a fin de masificar el método marino y ayudar a erradicar el hambre en el mundo por medio de la ingesta de agua de mar aprovechando que es gratuita.
Bueno, y promoviendo el consumo de Salicornia -tanto en su forma natural como en harina-, planta halófita – es decir, capaz de sobrevivir en condiciones de salinidad muy alta- de la que existen 250 especies en costas, estuarios y suelos salinos que hoy se usa para la producción de aceites comestible y cosméticos, alimento para el ganado y fabricación de biocombustible (lea el lector lo explicado sobre ella en el n° 117 de la revista). Hablamos de una planta que puede regarse y crecer en lugares desérticos ¡con agua de mar! y posee una composición tan rica en proteínas -entre un 42% y un 44%-y aminoácidos esenciales que permite recuperaciones muy rápidas. Planta que puede usarse incluso como pienso para el ganado o para fabricar tablones de aglomerados.
-Por cierto, ¿pueden los animales beber agua de mar?
-Sí. El ganado alimentado con agua de mar diluida mejora la salud de los animales que engordan al estar mejor nutridos. En Nicaragua ya se han publicado estudios en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional Agraria con resultados muy esperanzadores para la producción pecuaria.
-Díganos, ¿cree realmente que la iniciativa de instalar dispensarios marinos en todo el mundo tiene futuro?
-Tengo esa esperanza. Las fundaciones Omdimar y Aquamaris -en las que participan por cierto muchos españoles- y el movimiento colombiano La Voz de la Conciencia se han tomado este tema muy en serio y están trabajando a nivel internacional para difundir las propiedades del agua de mar e intentar erradicar el hambre en el mundo. Porque se trata de una solución factible y realista, no utópica. Promoviendo tanto el establecimiento de dispensarios marinos y la ingesta de agua de mar, como la creación de oasis marinos en zonas desérticas de la costa mediante la plantación de salicornias. Es hora de poner en marcha tan singulares proyectos porque realmente podrían acabar con las consecuencias del hambre en el mundo -o mitigarlas en gran medida- y no son caros.
-¿Cómo consiguieron que el Gobierno nicaragüense apoyara esta iniciativa en un momento como el actual en el que toda terapia o tratamiento no convencional se intenta desprestigiar?
-Porque en Nicaragua existe desde hace tiempo un movimiento de medicina natural denominado Red de Medicina Natural de Cantera que coordina una monja que tiene ya más de 80 años, la hermana Julie Marciacq, que siempre creyó en las propiedades del agua de mar por propia experiencia en su consumo y con una energía tremenda la ha acabado distribuyendo en los dispensarios de medicina natural que ahora están convirtiéndose también en dispensarios marinos. Esa red es la que nos proporcionó una amplia base social.
Además hemos difundido ampliamente los estudios científicos internacionales que demuestran que el agua de mar no es ni citotóxica -no daña las células- ni genotóxica -no daña el genoma- y además no sólo mantiene todos los niveles bioquímicos del organismo en parámetros normales sino que cuando están alterados los mejora. Y fue esa base científica y la enorme casuística que hay ya en Nicaragua lo que dio credibilidad al método marino no ya entre los menos favorecidos -con los que principalmente trabajamos- sino también entre personas de gran influencia política y social que la han tomado y la siguen tomando. Lo que se supone un apoyo latente. Yo misma tuve la oportunidad de prescribir agua de mar al hijo de uno de los anteriores presidentes de la república cuyo nombre no voy a citar a fin de respetar su intimidad. Además me consta que la consumen varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia y varios diputados de la Asamblea Nacional así como directores de hospitales públicos y decanos de facultades de ciencias médicas.
No olvidemos asimismo que en octubre de 2011 se aprobó en el país la Ley de Medicina Natural, Terapias Complementarias y Productos Naturales, norma vanguardista en el mundo en la que el uso terapéutico del agua de mar -definida como Talasoterapia- está incluida entre la relación de terapias que se pueden practicar legalmente. Y en el texto de la ley se recoge que el agua de mar podrá aplicarse por vía endovenosa, subcutánea, intramuscular, rectal y bucal.
-¿Y cómo recibió la clase médica y el estamento académico tal ley?
-En Nicaragua varias de las llamadas medicinas alternativas están introducidas en el ámbito académico desde hace tiempo. En las universidades se enseña sin problemas por ejemplo la Homeopatía, la Medicina Tradicional China o la Terapia Floral y ha tenido cabida hasta La Nueva Medicina Germánica desarrollada por el doctor Hamer, tan perseguida en medio mundo, todas ellas incluidas en la Ley 774. Y por lo que se refiere al agua de mar en 2006 y 2009 se dieron varios cursos en las dos principales facultades de ciencias médicas del país, la de la UNAN-Managua y la de la UNAN-León, universidades públicas con miles de alumnos. Allí siguieron los seminarios numerosos médicos y terapeutas. Claro que entonces contábamos con una Ministra de Salud, Margarita Gurdián que apoyaba las terapias alternativas. Como las apoya el decano de una de las facultades de Ciencias Médicas, el doctor Freddy Meynard. A ello hay que añadir que la medicina ancestral practicada desde tiempos inmemoriales por los indígenas es legal en Nicaragua desde mucho antes de esta nueva ley.
-Una última pregunta: ¿asume su coste el sistema público de salud?
-La ley nicaragüense da derecho al paciente a escoger el tipo de medicina que prefiera pero aquí en Nicaragua, como en España y otros países, el sistema público está controlado mayoritariamente por médicos convencionales lo que retrasará su completa aplicación. Pienso no obstante que antes o después el estado tendrá que poner los medios para ofrecer al pueblo lo que éste demanda ya que la ley 774 así lo exige y cada vez más personas optan por los métodos naturales. Es pues solo cuestión de tiempo.
Fuente: http://www.unmundodebrotes.com/2013/04/agua-de-mar-entrevista-a-la-dra-maria-teresa-ilari/#.UWrnzLZiuvU.facebook