Hoy
les quiero contar algunas historias sobre la limpieza de colon
relatadas por el especialista en terapia colónica, el Dr. Richard
Anderson, en su libro “Limpie y Purifique su Organismo”. El Dr.
Anderson sostiene que el modo de vida moderno civilizado (mala
alimentación, hábitos sedentarios, exceso de situaciones
estresantes) nos lleva inebitablemente a un pobre higiene interior,
principalmente debido a la materia tóxica que se acumula en el
tracto gastrointestinal, comenzando por el colon. Denomina a dicha
materia tóxica como placa mucoide, una sustancia que se adhiere a la
membrana del intestino, primariamente como un método de protección
contra las sustancias tóxicas pero que con el tiempo y con hábitos
negativos reiterados termina convirtiéndose en una acumulación
excesiva y liberando elementos tóxicos en el organismo.
Esta
placa mucoide no sólo impide la correcta asimilación de los
nutrientes de los alimentos, sino que también es un terreno ideal
para el desarrollo de todo tipo de bacterias malignas (en contra de
las benignas), parásitos intestinales y gérmenes. Podemos apreciar
claramente que además de no podernos nutrir correctamente, estamos
intoxicados por dentro, y dichos tóxicos son liberados a la sangre
con el tiempo, alterando el correcto funcionamiento de los diferentes
órganos del cuerpo.
Por
dicho motivo, el Dr. Anderson considera de suma importancia la salud
del tracto gastrointestinal, ya que es un factor desencadenante de
enfermedades de diferentes clases y que afecta a diferentes órganos
del cuerpo, dependiendo de la constitución del individuo particular.
Les
voy a mostrar un video explicativo sobre la importancia de la salud
del intestino y luego pasaremos a leer estas historias asombrosas y
muy entretenidas que nos cuenta el Dr. Anderson en su libro. No dejes
de leer su libro siempre que puedas, es claro, entretenido y muy
instructivo.
Un
Arcoiris en el Abdomen
Una
mujer de Idaho tenía un bulto duro en su abdomen que estaba allí
desde que tenía uso de memoria. Dado que siempre lo había tenido,
pensaba que era algo normal. Casi en la mitad del proceso de la
limpieza (intestinal), tuvo una sensación muy extraña en la zona
del bulto. Volvió a su casa manejando lo más rápido que pudo y, no
bien llegó, despidió un pedazo de materia dura de entre 15 y 18 cm
de largo y 5 cm de ancho. Lo limpió y cuando su marido lo observó,
lo golpeó contra el inodoro y sonó a metal. Luego, lo golpeó
fuerte y se partió. El interior era de varios colores. En ese
instante, la mujer se dió cuenta de que esos colores provenían de
todos los crayones que se había comido cuando tenía unos cinco años
de edad. ¿Y qué pasó con el bulto duro? ¡Había desaparecido!
Quedó tan impresionada con la limpieza que motivó a cincuenta o más
de sus conocidos a que la hicieran. [1]
El
Intestino Explosivo
Un
hombre que se había retirado como SEAL de la armada estaba viviendo
en Hawai. Tuvo resultados excepcionales con la extracción de la
placa mucoide. Por alguna razón, decidió colgar sus “cuerdas”
de placa mucoide en el tendedero, en lugar de desecharlas por el
inodoro como hace la mayoría de las personas. Después de que se
secaron, decidió practicarle una broma a uno de sus amigos que vive
en California, el mismo que lo había convencido de que se sometiera
a la limpieza. Escogió un buen pedazo, lo enrolló cuidadosamente
dentro de un tazón de madera, lo empaquetó dentro de una caja,
escribió la dirección de su amigo y la llevó al correo. Unos días
después, alguien golpeó a su puerta. Dos policías militares le
preguntaron sospechosamente si podían entrar a su casa para hablar
con él. Le preguntaron qué es lo que había adentro de la caja que
había intentado enviar por correo al continente. Desde luego, el
hombre quería saber por qué estaban tan interesados en su
contenido. Los agentes le dijeron que toda la correspondencia que se
enviaba al continente desde Hawai era inspeccionada en Pearl Harbor.
Y su paquete había sido escogido por perros especialmente entrenados
para detectar drogas y explosivos.
“¿Por
qué lo escogieron? ¿Por qué les pareció sospechoso?”, preguntó
el hombre.
“Parecía
que se trataba de explosivos”, dijo uno de los policías.
Por
este motivo, el paquete se pasó por la máquina de rayos X, pero
nadie pudo determinar qué diablos había en él. Luego, llevaron el
paquete a una pista de aterrizaje y lo hicieron explotar.
Los
agentes le preguntaron nuevamente: “Qué había en ese paquete?”.
Intentó explicarles pero rápidamente se dió cuenta que su historia
era bastante difícil de creer.
Finalmente,
uno de los policías suspiró y dijo: “¿Tiene más de eso?”.
“Por
supuesto, -respondió el hombre- tengo un tendedero repleto de ese
material; acompáñeme y se lo mostraré”.
Como
era de esperarse, tenía una gran cantidad y no me cabe ninguna duda
de que hasta les ofreció venderles un poco. Resultó ser que el
hombre a quien le pertenecía esta placa mucoide había manejado
explosivos sin guantes durante su servicio en la armada.
Aparentemente, las partículas de los explosivos habían atravesado
su piel y finalmente terminaron en sus intestinos, se adhirieron a la
placa mucoide y permanecieron alojadas allí por más de veinte años.
¡Increíble! [1]
Primer
Experiencia del Dr. Anderson
Eran casi las seis de la tarde del
cuarto o quinto día de esta nueva limpieza de siete días, me sentía
bien, y estaba sentado frente a la chimenea leyendo un libro. De
repente, sentí un movimiento extraño en el bajo vientre y perdí la
energía súbitamente. Me desplomé en la silla y comencé a sentirme
terriblemente mal. Apenas podía moverme. Unos cuarenta minutos más
tarde, sentí la urgente necesidad de ir al baño. Estaba demasiado
débil para caminar, así que me arrastré hasta el baño y con las
últimas fuerzas que me quedaban me levanté como pude hasta sentarme
en el trono de porcelana. En cuanto me senté, tuve una experiencia
asombrosa: ¡algo salió disparado de mi cuerpo! Salió en un abrir y
cerrar de ojos e inmediatamente me puse de pie para analizar mi
evacuación. ¡Nada me había sorprendido tanto en toda mi vida! Allí
flotaba un cuerpo con un aspecto exactamente igual a mis intestinos,
sólo que de un color negro azabache. Al principio pensé que este
programa de limpieza me estaba matando, ya que ahí estaban mis
intestinos y que pronto iba a morir por haberlos evacuado. Luego
pensé: “Un momento, en realidad, me estoy sintiendo bastante bien.
Esos no pueden ser mis intestinos”. Me incliné para poder
observarlos detenidamente. Me puse de pie de un salto y fui a la
cocina a buscar un pal de palillos. Era un espécimen espectacular y,
lamentablemente, pasó al olvido al jalar la cadena. En ese momento,
no imaginé que años más tarde hubiera querido enviárselo a un
médico escéptico que había conocido. Momentos después, caminé
hacia la sala y por primera vez en años me pude agachar ya hacer
flexiones de brazos. Finalmente, recuperé la energía que había
perdido hacía más de un año y medio. Al termino de esa limpieza de
siete días, había eliminado un total de 4 metros de una gruesa
placa mucoide y mi energía revivió. ¡Algo increíble! [1]
Una Historia Bastante Asquerosa
Una mujer afectada por lo que más
tarde resultaría ser una plaga de parásitos bastante seria en su
organismo juró que la limpieza y los vermífugos a base de hierbas
le salvaron la vida. Había mantenido un estado mental y físico
deplorable durante muchos años sin que ningún médico pudiera
ayudarla. ¡Tan sólo una semana después de iniciar el proceso de la
limpieza, comenzó a eliminar gusanos por montones! Llamó a mi
consultorio y le dijo a uno de mis empleados lo que estaba
sucediendo; era prácticamente increíble. En la noche, los gusanos
le salían por la nariz y la boca. Día tras día hasta el final de
la limpieza, fue eliminando “tazas” de gusanos. Unas semanas
después, se sometió a otra limpieza pero esta vez añadió un
programa de vermífugos a base de hierbas. Una vez más, eliminó
grandes cantidades de gusanos. Durante alrededor de un año y medio,
continuó eliminando gusanos y cada vez se sentía más y más
fuerte. Finalmente, terminó su limpieza logrando un estado de salud
que superaba sus más grandes expectativas, ya que verdaderamente
había pensado que iba a morir. [1]
[1]
Extraído del libro “Limpie y Purifique su Organismo” del Dr.
Richard Anderson.
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