Es mi deseo compartir con ustedes estas palabras de Daniel Reid sobre
los beneficios de la alimentación crudívora (de alimentos crudos),
que como él dice concuerdan con los preceptos taoístas sobre una
adecuada nutrición. Primero, veremos unas breves palabras sobre el
taoísmo y el crudivorismo, luego, su relación con el crudivorismo
según el autor Daniel Reid.
Qué
es el Taoísmo?
El taoísmo es una tradición filosófica y religiosa que lleva más
de dos milenios ejerciendo su influencia en los pueblos del Extremo
Oriente.
El taoísmo filosófico se desarrolló a partir de los escritos de
Laozi (Lao Tse) y Zhuangzi. Según la leyenda china, Laozi vivió
durante el siglo VI a. C. y tradicionalmente se fecha en ese siglo la
redacción del Dàodéjing, aunque según algunas investigaciones
actuales es bastante posterior.
La esencia de la filosofía taoísta se encuentra en el Daodejing (o
Tao Te King), el libro de la vía y el poder, o del camino y la
virtud.
“Hay una cosa sin forma pero completa
que existía antes que el cielo y la tierra;
Sin sonido, sin sustancia,
de nada depende, es inmutable,
todo lo impregna, es infalible.
Se la puede considerar la madre
de todo cuanto existe bajo el cielo.
No conozco su verdadero nombre;
la denomino Tao”. Verso del Tao Te King
El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la inmortalidad,
si bien, a veces no se entiende esta literalmente, sino como
longevidad en plenitud. De la misma manera, se decía que las
personas que vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales.
Laozi fue deificado como dios taoísta ―un inmortal―, encabezando
un enorme panteón de héroes folclóricos, generales famosos y
sabios, todos los cuales alcanzaron la inmortalidad. Sin embargo, la
antigua forma del taoísmo era la de una corriente filosófica y no
una religión, por lo que los antiguos pensadores interpretaban por
«inmortalidad» el hecho de autosuperación del propio ser en
comunidad con el entorno, lo que implica buscar la superación y el
progreso personal y colectivo, de acuerdo con la mutación constante
que enseña el taoísmo. [1]
El
gran taoísta Lin An define el camino de la felicidad de la siguiente
manera:
“La
gran mayoría de las personas
qué
vacía y mal se siente, porque usa
las
cosas para deleitar su corazón,
en
lugar de usar su corazón para
disfrutar
de las cosas”. [1]
Qué es el Crudivorismo?
El
crudivorismo (crudiveganismo) es el acto de ser vegetariano estricto
o completo (vegano, o sea, un individuo que no consume nada de origen
animal) y que, ademas, sus alimentos no son cocidos.
Los crudivoros opinan que nada puede ser preparado al fuego, porque
este tipo de preparación causa, según dicen, una increíble peédida
de nutrientes. Esto no quiere decir, necesariamente, que coman solo
alimentos crudos. Existen procesos de preparación que no causan esa
perdida de nutrientes, como la deshidratación de los alimentos.
La alimentación crudivora, también llamada de alimentación viva o
comida viva, es una forma de alimentación basada en alimentos
crudos, frutos frescos y secos (hidratados), vegetales, semillas,
granos germinados y algas, ricos en enzimas y todos los nutrientes
necesarios para nuestro organismo, los cuales tienen toda la
vitalidad nutricional necesaria para una vida saludable.
Los alimentos crudos son ricos en enzimas - responsables de toda la
construcción de nuestro organismo. Las enzimas son los trabajadores
incansables que llevan los nutrientes a nuestras células. Podemos
decir que la alimentación cruda es una alimentación enzimatica. Al
cocer los alimentos (más de 40ºC) destruimos las enzimas. Si
comemos alimentos crudos evitamos la destrucción de las enzimas que
la comida contiene facilitando así la digestión y evitando gastar
nuestras propias reservas. Según el Dr. Edward Howell, la falta de
enzimas en la comida cocida es una de las mayores razones del
envejecimiento y muerte precoz. Es, además, según él, la causa
subyacente de la mayor parte de las dolencias.
Esta falta de enzimas ocurre en la mayoría de la población mundial
de los paises civilizados que se alimenta de comida cocida, según
opinan los crudivoristas. Incluso los animales no humanos que
conviven con nosotros son alimentados cada vez de forma mas
artificial y con alimentos cocidos sufren de las mismas dolencias que
nosotros. [2]
El
Taoísmo Crudívoro
Un
importante principio en el Tao de la alimentación es el de elegir
alimentos frescos con preferencia a los pasados. Los “vivos”
antes que los “muertos” y, en la medida de lo posible,
consumirlos ya sea crudos o muy poco cocidos.
La
mejor definición funcional de “alimento vivo” lo dio el doctor
McCullum de la Universidad Johns Hopkins hace más de 50 años: “No
coma nada que no pueda estropearse o pudrirse, ¡pero cómalo antes
de que lo haga!”. La harina blanca refinada, por ejemplo, no se
estropea, mientras que sí se estropea el grano integral recién
molido. De hecho, las ratas alimentadas con una dieta a base de
harina blanca refinada no tardan en morir de hambre.
El
principal rasgo distintivo entre los alimentos vivos y los muertos es
la presencia de enzimas activas en los productos frescos. Los médicos
taoístas denominan qi (la
energía vital según los taoístas) a este factor viviente
y activo de los alimentos, y el qi de las enzimas constituye,
con mucho, el elemento más fundamental para la salud. La ciencia
occidental sabe muy bien que las enzimas son unos compuestos frágiles
que quedan destsruidos en presencia de un intenso calor, humedad
excesiva, oxígeno, radiación o productos químicos sintéticos,
factores todos que intervienen en la cocción, envasado, refinado,
preservación y pasteurización de los alimentos. Todas las enzimas
“mueren”al ser sometidas a temperaturas superiores a los 54° C,
muy por debajo del punto de ebullición del agua (100° C) y por
debajo también de la temperatura de pasteurización (60° C).
En
las dietas tracicionales del este de Asia abundan dos clases de
alimentos ricos en enzimas: los alimentos frescos en estado crudo,
como frutas y verduras (y, en el caso de Japón, el pescado crudo) y
los alimentos preparados para su consumo mediante un tratamiento con
enzimas del hongo aspergillus, que proporciona todas las enzimas
necesarias para la digestión de proteínas, hidratos de carbono y
grasas.
El
hongo aspergillus, utilizado en Asia desde hace siglos para la
preparación de los alimentos, es sumamente ricos en enzimas vitales
y se usa para preparar alimentos tan nutritivos y terapéuticamente
activos como el tofu, la yuba, el nado, el miso y otros productos
tracicionales. La adición de enzimas activas de aspergillus a los
cereales y habas cocidos compensa las enzimas destruidas en el
proceso de cocción, y el alimento resultante ya no es vuelto a
cocer. Cada bocado de tofu, nado o miso proporciona al organismo una
potente inyección de enzimas, la chispa alimenticia de la vida.
Algunos
alimentos deshidratados, como las ciruelas, las pasas y los dátiles,
que conservan sus enzimas vitales en estado latente (si han sido
secados al sol y no preservados al azufre), y estas enzimas resultan
activadas por el calor y la humedad de la boca y el estómago. [3]
Enzimas:
qué son y cómo funcionan?
Un
cuidadoso examen del funcionamiento de las enzimas nos revela por qué
son tan importantes para la correcta digestión, para la eficacia del
metabolismo y para la buena salud general del organismo.
Las
enzimas son unos catalizadores biioquímicos segregados por el
páncreas y otras glándulas y órganos. Algunas se utilizan para la
digestión, mientras que otras entran en el torrente sanguíneo y
eliminan los gérmenes peligrosos, las células muertas y dañadas y
las toxinas. En el estómago existen unos 5 millones de glándulas
microscópicas que segregan diversas enzimas necesarias para la
digestión, como la pepsina (enzima
que digiere las proteínas).
Todas
las enzimas son de acción específica y se adaptan a las reacciones
bioquímicas para las que están previstas con tanta precisión como
una llave a una cerradura. Cuando se segregan al mismo tiempo enzimas
incompatibles, debido a las señales conflictivas que resultan de
combinar alimentos incompatibles, sus respectivas acciones quedan
perjudicadas o neutralizadas.
Pero
las enzimas son mucho más que simples catalizadores en el sentido
químico convencional de esta palabra. Una de las más destacadas
autoridades norteamericanas en materia de enzimas, el Dr. Edward
Howell, respaldado por más de 50 años de experiencia clínica en
este campo, escribió en una edición de 1979 de Healthview
Newsletter:
“Los
catalizadores no son más que sustancias inertes. No poseen en
absoluto la energía vital que hallamos en las enzimas. Las enzimas,
por ejemplo, despreden una especie de raciación mientras actúan.
Esto no sucede con los catalizadores”.
Al
ser preguntadopor las observaciones del Dr. Howell acerca de las
enzimas, un médico taoísta de Taiwan contestó:
“Esos
es el qi en acción. El qi se manifiesta en este mundo como una
especie de raciación invisible para las personas corrientes pero que
puede llegar a ser vista con plena claridad por los adeptos avanzados
que han cultivado esta capacidad. Asimismo, el qi puede ser detectado
y medido por la moderna teconología. La radiación a que se refiere
en estas “enzimas” es el qi que liberan cuando actúan en el
organismo”.
Vemos
aquí una notable concordancia entre las afirmaciones de un destacado
médico occidental y las de un taoísta tradicional.
Puesto
que las dietas “civilizadas” se componen casi exclusivamente de
alimentos cocidos, elaborados y artificialmente refinados, están por
completo desprovistas de sus propias enzimas originales. En
consecuencia, el cuerpo debe producir las enzimas que necesita para
digerir las enormes cantidades de alimentos muertos y pasados que el
hombre moderno ingiere a diario. La mayor parte de estas enzimas debe
ser producida por el páncreas, un órgano tan agobiado de trabajo e
inflamado en la especie humana de hoy que actualmente no existe en el
planeta ninguna otra especie que posea un páncreas tan grande en
relación al peso total del cuerpo. “En proporción al peso
corporal (obseva el Dr. Howell), el páncreas humano pesa más del
doble que el de una vaca.” [3]
Alimentos
Crudos, Salud y Longevidad
La
capacidad del organismo para producir enzimas es limitada. “Cuando
se llega al extremo de no poder seguir produciendo ciertas enzimas,
se acaba la vida”, escribe el Dr. Howell en su libro Enzime
Nutrition. Esto concuerda bien con el principio taoísta según el
cual, cuando el cuerpo no puede seguir produciendo semen, hormonas y
otras formas de jing (“esencia vital”, incluyendo las
enzimas), llega la muerte. Las enzimas contienen una chispa de qi, y
por tanto es necesario absorber qi para producirlas. Las reservas de
qi vivo del organismo son limitadas: cuanto más de prisa se
consumen, antes termina la vida. Las dietas a base de alimentos
desnaturalizados y excesivamente cocidos plantean enormes exigencias
a la capacidad enzimática del cuerpo, y el Dr. Howell considera que
este innecesario, antinatural y constante gasto de enzimas propias es
“una de las principales causas del envejecimiento precoz y la
muerte prematura”, así como “la causa subyacente de casi todas
las enfermedades degenerativas”.
Cuando
se alimenta a dos grupos de ratas con dietas compuestas
respectivamente de alimentos crudos y alimentos cocidos, el grupo
alimentado en crudo alcanza una longevidad media de tres años,
mientras que el grupo que consume alimentos cocidos rara vez supera
los dos años de edad. En términos humanos, eso quivaldría a unos
20 o 30 años adicionales. Los experimentos del Dr. Pottenger con
gatos arrojan exactamente los mismo resultados.[3]
Las experiencias realizadas por Pottenger (detalladas por Comby,
1989) en 900 gatos estudiados durante 10 años son muy instructivas.
Este médico practicaba suprarrenalectomías (extracción de las
suprarrenales), seguidas de administración de hormonas
suprarrenales. Accidentalmente, llegó a alimentar a algunos animales
con carne cruda, mientras que el resto de gatos se alimentaron con
carne cocida. Hizo varias observaciones, verificadas en diversas
ocasiones.
Los gatos que comen carne cruda:
- Resisten mejor las intervenciones quirúrgicas.
- Tienen muchas menos enfermedades infecciosas, inflamatorias y alérgicas.
- Son mucho menos irritables.
- Engendran crías más vigorosas a las que amamantan sin dificultad.
Además, la degeneración de los gatos que comen carne cocida se
agrava con el devenir de las generaciones. [4]
Cuando
no están ocupadas en el estómago, digiriendo alimentos muertos, las
enzimas del cuerpo viajan por el sistema circulatorio y protegen al
organismo de toda suerte de enfermedades y trastornos tóxicos. Ésta
es una de las grnades ventajas del ayuno: toda la capacidad
enzimática del cuerpo puede dedicarse a “hacer limpieza”,
digiriendo y eliminando los tejidos muertos y estropeados y ayudando
a constuir nuevas células. Evidentemente, si su dieta habitual
consiste básicamente en alimentos desnaturalizados y desprovistos de
enzimas, toda su capacidad enzim´´atica estará constantemente
ocupada en tareas digestivas, permitiendo así que en los demás
tejidos se acumule todo tipo de desechos pútridos y células
deterioradas, hasta llegar a una toxemia grave. Es un hecho bien
conocido que los tumores cancerosos casi siempre se presentan en
tejidos gramvemente toxificados, como los pulmones de los fumadores,
los hígados de los bebedores y los intestinos de los glotones.
Hallazgos
recientes fósiles demuestran que el hombre de Neanderthal, que se
alimentaba básicamente con despojos de animales chamuscados sobre el
fuego, ya sufría artritis incapacitante hace unos 50.000 años. Pero
los esquimales, cuya dieta tradicional consiste casi exclusivamente
en carne cruda, grasa cruda y pescado crudo, no habían sufrido nunca
artritis, enfermedades cardíacas ni otras dolencias crónicas hasta
que empezaron a comer los alimentos elaborados en conserva que les
proporcionaron sus “civilizados” hermanos de Norteamérica. Los
esquimales fueron la única nación en toda América, tanto del Norte
como del Sur, que jamás conoció la tradición del “hombre de
medicina” porque virtualmente nunca enfermaban. De hecho, la
palabra “esquimal” procede de un viejo vocablo indio que
significa “el que lo come crudo”, y ahí reside el secreto de su
antigua salud y longevidad.
Las
dieta sin enzimas afectan al mismo núcleo de la red de “esencia
vital” de nuestro cuerpo, que es el sistema endocrino. Según los
descubrimiento del Dr. Howell,
“Todas
las pruebas indican que las dietas cocidas, desprovistas de enzimas,
contribuyen a una hipertrofia patológica de la glándula pituitaria,
que regula las demás glándulas. Además, se han realizado
investigaciones que demuestran que casi el 100 por cien de las
personas de más de 50 años que fallecen accidentalmente presentan
deficiencias de la glándula pituitaria”.[3]
Alimentos
Crudos y Sobrepeso
Las
dietas a base de alimentos cocidos y privados de sus enzimas tienden
a engordar, por mucho que se cuenten las calorías. Los granjeros
norteamericanos descubrieron hace mucho tiempo que los cerdos
alimentados con patatas crudas no engordan, mientras que una dieta de
patatas cocidas los hace engordar muy rápidamente. Las enzimas
activas de los alimentos crudos permiten una digestión tan eficaz
que no sólo se evitan los trastornos gástricos de la putrefacción
y la fermentación, sino que el cuerpo puede quemar eficazmente todas
las calorías y no se acumula grasa. De hecho, gran parte de la
“grasa” de las personas obesas no es tejido adiposo, sino
voluminosas acumulaciones de mucosidades y desechos tóxicos que
sobresalen de la pared intestinal, la papada, los ganglios linfáticos
y otras partes del cuerpo donde se almacenan tales desechos. Las
calorías crudas y las calorías cocidas son tan diferentes como el
aire puro y el contaminado. “Mi experiencia (comenta el Dr. Howell)
me ha demostrado que es imposible engordar a nadie a base de
alimentos crudos, sea cual fuere el consumo total de calorías”.
[3]
Cocción:
cómo conservar algunas enzimas
Aunque
los alimentos crudos son, con mucho, la mejor fuente de enzimas
activas, existen algunas formas de cocinar ligeramente los alimentos
que no destruyen por completo sus componentes enzimáticos naturales.
Los tres principales facotres que destruyen las enzimas durante la
cocción son el calor intenso, la extremada sequedad y el largo
tiempo de cocción. Así pues, los métodos favoritos de cocción en
el mundo occidental (horneado y guisado) son los peores para las
enzimas.
Cocinar
al vapor o escalfar reduce a la mitad el tiempo de cocción, y si
bien tanto el vapor como el agua caliente destruyen las enzimas de la
superficie de la comida, la humedad protege y conserva muchas de las
enzimas del interior, donde no llegan las intensas temperaturas
superficiales.
Otra
forma de cocinar que conserva una parte de las enzimas de la comida
es el tradicional “salteado” chino. Aunque las temperaturas son
muy elevadas, el tiempo de cocción es sumamente breve (entre 30
segundos y 1 minuto, por lo general), con lo que se evita la
evaporación de todos los jugos vitales y se mantienen las enzimas
encerradas en el interior de la carne y las verduras.[3]
[3] Extraído del libro “El Tao de la Salud, el Sxo y la Larga
vida” del autor Daniel Reid.
[4] Extraído del libro “La Alimentación, la 3ra Medicina” del
Dr. Jean Seignalet.
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