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sábado, 17 de noviembre de 2012

Lácteos: Visiones Alternativas



Muy buenos días a todos. El día de hoy les quiero brindar información alternativa sobre la leche. Según estos dos especialistas en los que baso este artículo, la leche no es el alimento perfecto que tantas personas y médicos (lo más preocupante) piensan. Obviamente, estos señores no hablan por hablar, sino que se basan en múltiples estudios científicos realizados y silenciados por la industria láctea. Empezaremos con lo presentado por el especialista en Nutrición Higienista, Harvey Diamnond, en su muy buen libro “La Antidieta”. Luego, repasaremos lo que nos cuenta al respecto el Dr. Jean Seignalet en su libro “La Alimentación, la 3ra Medicina”. En dicho libro, el Dr. Jean Seignalet recomienda evitar o reducir al mínimo el consumo de productos lácteos y nos brinda la información en la que basa dicha decisión. Por último, les dejo el enlace al documental “Got the Facts on Milk”, cuya traducción sería “Tienes los hechos sobre la leche?”, y en el cual se presenta una gran investigación sobre este tema, consultando a muchos especialistas e investigando la razón por la cual la leche es tan recomendada. Veamos qué nos dicen estos personajes.



Qué nos dice sobre la leche Harvey Diamond?




Las siguientes palabras son transcripciones del libro “La Antidieta” de dicho autor. En dicho libro, este especialista en nutrición nos dice:

Que comer productos lácteos sea aconsejable es algo tan discutible como el hábito de comer carne.

Como sucede con las proteínas, hay una cantidad de información colosal que vincula el consumo de productos lácteos con las enfermedades cardíacas, el cáncer, la artritis, migrañas, alergias, infecciones de oídos, fiebre del heno, asma, dolencias respiratorias y multitud de otros problemas, tal como lo documentan entre otros Hannah Allen, Alec Burton, Viktoras Kulvinskas, F. M. Pottenger, Herbert M. Shelton y N. W. Walker.

La leche de vaca fue pensada y se fabrica con un propósito y sólo uno: para alimentar a los ejemplares jóvenes de la especie. Ningún animal bebe, ni quiere beber leche una vez que lo han destetado. Claro que no estoy hablando de los animales domesticados, cuyas inclinaciones naturales han sido pervertidas. Los hombres, por otra parte, enseñamos que después de que la madre ha terminado con su función de nodriza, debe asumirla la vaca.



¿Habéis visto alguna vez a una cebra mamando de una jirafa? ¿No? ¿Y a un perro de una yegua? ¿Tampoco? Bueno, pues, ¿habéis visto a un ser humano mamando de una vaca? Los tres ejemplos son igualmente ridículos. Pero sí habéis visto seres humanos mamando de vacas, porque sí alguna vez visteis como alguien se bebía un vaso de leche o se comía cualquier clase de producto lácteo. Lo que habéis visto es eso.

Hay una cosa respecto de la cual los hechos son claros, y es que la composición química de la leche de vaca es diferente de la de la leche humana.

Las enzimas necesarias para descomponer y digerir la leche son la renina y la lactasa, que en la mayoría de los seres humanos ya han desaparecido a los tres años.

En todo tipo de leche hay una sustancia que se llama caseína, pero en la leche de vaca hay trescientas veces más caseína que en la leche humana, para que puedan formarse huesos mucho más grandes. En el estómago, la caseína se coagula, formando grandes copos densos y difíciles de digerir, adaptados al aparato digestivo de la vaca, que tiene cuatro estómagos. Una vez dentro del organismo humano, esa masa densa viscosa impone al cuerpo un tremendo esfuerzo para liberarse de ella. Dicho de otra manera: que para digerirla se ha de gastar una enorme cantidad de energía. Lamentablemente, esa sustancia viscosa se endurece en parte, y se adhiere al revestimiento del intestino, impidiendo que el cuerpo pueda absorber otras sustancias nutritivas. Además, los productos de la digestión de la leche dejan en el cuerpo gran cantidad de mucus tóxicos, muy acidificante, que se almacena parcialmente en el cuerpo en espera del momento en que se pueda eliminarlo. La próxima vez que estés por quitar el polvo de tu casa, úntalo todo con una pasta y ya verás, qué fácil es pasar el plumero. Pues lo mismo hacen los productos lácteos dentro del cuerpo. La caseína, dicho sea de paso, es la base de uno de los adhesivos más fuertes que se usan en carpintería.



La dificultad más grave que se deriva del consumo de lácteos es la formación de mucus en el organismo, que la tapizar las membranas mucosas, las obliga a cumplir muy lentamente su función, con el consiguiente desperdicio de energía vital. La dificultad para rebajar de peso se duplica, e incluso de triplica, cuando el sistema está sobrecargado de mucosidades.

Una de las autoridades que más abiertamente cuestionan el punto de vista tradicional en lo referente a los lácteos es el doctor William A. Ellis, cirujano y osteópata jubilado, sumamente respetado en la comunidad científica y que ha investigado durante 42 años todo lo que tiene que ver con el consumo de leche y con los problemas que con él se relacionan. Él expresó: “Durante mis cuarenta y dos años de práctica, he hecho a mis pacientes más de veinticinco mil análisis de sangre, que, en mi opinión, demuestran de manera concluyente que los adultos que consumen productos lácteos no tienen tan buena absorción de las sustancias nutritivas como quienes no lo hacen. Naturalmente, esta mala absorción significa, a su vez, fatiga crónica”.

Hay gente que insiste en que los lácteos son necesarios, por el calcio. Nos han hecho creer que la leche es una importante fuente de calcio, y que si no bebemos leche se nos caerán los dientes o se nos desintegrarán los huesos. Para empezar, el calcio que hay en la leche de vaca es mucho más basto que el contenido en la leche humana, y está asociado con la caseína, lo cual impide que el organismo pueda absorverlo. Además, la mayoría de los bebedores de leche y comedores de queso consumen productos pasteurizados homogeinizados o sometidos a alguna otra forma de procesamiento, que degrada el calcio y lo hace sumamente difícil de utilizar.



El hecho es que todas las verduras de hoja verde contienen calcio. Todas las nueces (crudas) contienen calcio. Y las semillas de sésamo crudas contienen más calcio que ningún otro alimento que haya sobre la tierra. También la mayoría de las frutas lo contienen. Si diariamente comes fruta y verdura y algunas nueces crudas, aunque sea ocasionalmente, no puedes tener una deficiencia de calcio. Las mejores fuentes de calcio son las semillas de sésamo crudas, todas las nueces crudas, las algas (iziki, kelp, dulce), todas las verduras de hoja y los frutos concentrados, como los higos, dátiles y ciruelas pasas. La vaca? de dónde obtiene el calcio?! De los granos y la hierba! Y seguro que no beben leche ni comen queso para asegurárselo.




Es importante entender el papel que desempeña el calcio en el organismo humano. Una de sus funciones principales es neutralizar la acidez en el sistema. Mucha gente que cree tener una deficiencia de calcio sigue una dieta sumamente acidificante, de manera que la neutralización de esta acidez, esta constantemente usurpando el calcio del cuerpo. Todos los productos lácteos son sumamente acidificantes. Lo irónico es que la gente consume productos lácteos para asegurarse el calcio, y el calcio que ya existe en su organismo se consume para neutralizar los efectos de los productos lácteos que van comiendo.

Mi conclusión sobre estas palabras del especialista: no sólo la leche no es necesaria sino que es un alimento perjudicial para la salud. Lo mejor es una alimentación basada principalmente en frutas, verduras, germinados, brotes y semillas.



Qué nos cuenta el Doctor Jean Seignalet?



Por su parte el doctor Jean Seignalet, en su libro “Alimentación, la 3ra Medicina”, realiza las siguientes reflexiones sobre el consumo de leche de vaca:

  • Ningún animal salvaje se alimenta de la leche de otro animal ni sigue tomando leche después del destete. Estas dos reglas son transgredidas por el hombre y ciertos animales domésticos.
  • Las leyes de Darwin nos indican que la leche materna es un alimento muy bien adaptado a las necesidades del niño pequeño, mientras que la leche de vaca está muy bien adaptada a las necesidades del ternero, pero no a las del hombre.
  • Como dijo Burger (1988), la leche de vaca permite al ternero el rápido desarrollo de los huesos, pero no así del cerebro. El hombre, al contrario, puede permitirse un crecimiento óseo lento y desarrollar más el cerebro. Por tanto, no es sorprendente que Lucas y col. (1992) hayan observado en niños de ocho años una media de CI más elevada en los que fueron amamantados respecto a los niños alimentados con leche de vaca.



También señala algunos efectos nocivos que tiene la leche humana y que influencia en el desarrollo de algunas enfermedades. Nos comenta: Si exploramos la literatura, vemos que la leche de vaca y sus derivados han sido incriminados en diversas enfermedades:

  • En la poliartritis reumatoidea, la supresión de los productos lácteos provoca una remisión de las artritis, y su reintroducción es seguida de una recidiva en un porcentaje nada despreciable de pacientes (Darlington, 1986).
  • En la diabetes juvenil de instauración reciente, Karjalainen y col. (1992) observan constantemente un grado elevado de anticuerpo contra la albúmina bovina y les atribuyen un papel en el origen de las lesiones del páncreas endocrino.
  • En la esclerosis múltiple, Kousmine (1980) y Swank (1991) obtuvieron bloqueos de evolución significativos pidiendo a los pacientes que suprimieran de su alimentación las grasas saturadas de origen animal, entre ellas leche y derivados, para sustituirlas por grasas insaturadas de origen vegetal.
  • Ciertas migrañas son claramente provocadas por la ingestión de productos lácteos y cesan cuando éstos se suprimen (Monro y col., 1984).
  • La enfermedad de Crohn está claramente más extendida entre los anglosajones y los escandinavos que entre los latinos, lo cual se ha relacionado con un consumo de leche mayor en el caso de los primeros.
  • En Francia, las lesiones cardiovasculares son más frecuentes, y la media de vida es más corta en el norte que en el sur. Esto se atribuye en gran parte al consumo de mantequilla por los primeros y de aceite, en particular de oliva, por los segundos.

Con respecto a la enzima lactasa que digiere la lactosa comenta: la concentración de lactasa se reduce a medida que avanza la edad e incluso desaparece completamente en algunos adultos, lo cual demuestra que, más allá de la fase de crecimiento, la lactasa, y en consecuencia, la leche no son fundamentales.

Y sobre el aporte de calcio y hierro de la leche vacuna, y comparándola con la leche materna dice: la absorción de hierro es diez veces menor (que la de la leche materna), por lo que quedan restos de hierro en el intestino, lo cual favorece la proliferación de gérmenes patógenos. La absorción de calcio es mucho menor debido al exceso de fosfatos, lo cual deriva en ocasiones en una hipocalcemia a priori paradójica. El calcio de la leche de vaca es poco accesible.


Tienes los Hechos sobre la Leche?





Para los que no lo vieron, yo ya compartí aquí un excelente documental norteamericano sobre los lácteos, sus efectos, los intereses económicos que hay detrás, las investigaciones científicas que la desaconsejan, y más. Podés entrar en el siguiente enlace para verlo:


Para aquel que está muy habituado a consumir leche, siempre es posible encontrar algunas alternativas. Una posibilidad que se usa mucho hoy en día es la de las leches vegetales: de almendras, nueces, sésamo, avena, etc. En otro artículo seguramente pondré algunas recetas y los beneficios de las leches más conocidas. Por ahora lo dejo para que lo investiguen. También está muy de moda la leche de soja pero también anda circulando información sobre algunos efectos perjudiciales de la soja; habría que investigar el tema. Quizás sea el tema de algún otro momento.


Bueno, eso es todo por hoy. Saludos!

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